26 | las camareras que no cuentan

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Tessa le dio a Grace la opción de quedarse en el turno de noche o irse.

Grace decidió quedarse, y actualmente estaba en la oficina trabajando en los libros. Después de correr a casa con Finn, Tessa lo había dejado al cuidado de Polly, no tan segura de dejarlo solo, considerando que su lealtad hacia su padre todavía parecía impresionantemente fuerte a pesar de no haber conocido al hombre hasta ese día.

Mientras ordenaba la última bandeja de vasos vacíos, un golpe sonó en la puerta. Caminando lentamente hacia él, como si anticipara un ataque, Tessa abrió la puerta y Tommy Shelby entró ingorándola por completo mientras escaneaba el pub.

—Hola a ti también —dijo alcanzando la cerradura.

—No, deja eso abierto —instruyó Tommy, antes de cerrar el resto de las puertas.

—¿Qué te tiene tan agotado? —preguntó Tessa, lista para servirle un trago—. ¿Estás esperando problemas?

—Sí —dijo Tommy, rechazando su oferta de bebida.

—¿A esta hora? —dijo Tessa.

—La medianoche es una hora tan buena como cualquier otra —dijo Tommy, sacando su arma y revisándola.

—¿En mi pub? —preguntó Tessa—. ¿Qué demonios está pasando, Tommy?

—Cuando la campana de St. Andrews toque la medianoche, dos hombres del IRA entrarán por esa puerta. Cuando tengan lo que quieren, planean matarme —explicó Tommy, todavía paseándose por el pub.

—Entonces pensaste, oye, ¿vamos a arrastrar a Tessa a esto? —preguntó Tessa con sarcasmo.

—Es tu trabajo evitar que eso suceda —dijo Tommy, sacando otra arma pequeña.

—Una pequeña advertencia estaría bien —dijo Tessa—. La próxima vez que quieras, ya sabes, evitar que te maten.

—Acabo de recibir el mensaje —respondió Tommy.

Tessa se burló—. Porque eso lo hace mucho mejor.

—Queremos encontrarnos aquí solos —continuó Tommy.

—¿Y las camareras no cuentan? —preguntó Tommy.

—No. Las camareras no cuentan —respondió Tommy—. Ahora, vas a estar en esa habitación de atrás —señaló Tommy—, y yo voy a sentarme aquí —hizo un gesto hacia las sillas que había colocado previamente—. Cuando proponga un brindis, saldrás con esa cosa levantada. No dispares, solo apunta. Yo haré el resto.

—¿Los vas a matar? —supuso con su voz temblorosa.

—No, la policía los quiere vivos —dijo Tommy—. Mira, solo sostén esto.

Tommy le entregó el arma a Tessa y se acercó a ella mientras sostenía el arma. Apenas tuvo tiempo de darse cuenta lo cerca que estaba de ella cuando el sonido de una campana la hizo saltar.

—Tommy —susurró, mientras la sacaba de detrás de la barra—. Ten cuidado.

Al abrir la puerta de la oficina, Tessa entró—. Grace, esto va a sonar muy grosero, pero por favor, cállate y quédate tranquila.

—¿Qué está pasando? —preguntó Grace.

—No hay tiempo para explicar. Solo no hagas ruidos fuertes.

Cuando Tessa trató de controlar su respiración, oyó que las puertas del Garrison se abrían y cerraban, el crujido se volvía muy siniestro a la luz de la explicación de Tommy. Escuchó a Tommy y a los dos hombres conversando, sus voces apagadas mientras discutían el paradero de las armas robadas a cambio de dinero en efectivo. Aparentemente, Tommy les dio la información que querían, y cuando le entregaron el efectivo, los hombres se rieron y le dijeron que lo iban a matar.

VIOLENT DELIGHTS | Thomas Shelby ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora