34 | la amenaza de sabini

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Tessa escuchó la noticia de que los chicos habían regresado mientras estaba en la oficina de Tommy, con los pies en alto sobre su escritorio.

Tommy entró en la habitación y sus ojos se posaron en Tessa.

—¿Estás cómoda? —preguntó, caminando hacia ella. 

Tessa bajó sus pies al suelo y se sentó—. Es lindo estar aquí. Mucho mejor que la tienda.

—Sí, bueno, puedes tener un trabajo aquí si quieres —ofreció Tommy—. Estoy buscando una secretaria.

—¿Y quieres que haga eso? —preguntó Tessa, sosteniendo la nota en sus manos.

—Si lo tomas —dijo Tommy.

Tessa sonrió—. Lo pensaré.

—¿Qué es eso? —preguntó Tommy, mirando la nota en sus manos.

—Arthur me contó cómo dejaste tu mensaje —dijo Tessa en voz baja, su tono cambió significativamente—. ¿Derramaste su maldita medicina?

—Todo lo que vertí fue opio y bromuro —respondió Tommy, sirviéndose una bebida.

Tessa se burló—. Así es como funcionan las cosas en Londres, ¿no? Cada jefe tiene que tener un perro loco a su lado. Sí, alguien que no se pueda predecir. Alguien loco de la cabeza. Pero Tommy Shelby usa a su propio hermano.

—Deja de pelear conmigo —exigió Tommy.

Tessa se cruzó de brazos—. Alguien tiene que hacerlo. Especialmente ahora —ella cerró de golpe la nota que recibieron una hora antes—. Eso llegó hace una hora. No tiene nombre, pero vino de Camdem Town. Polly la iba a quemar. La detuve, pero ahora creo que debería haberlo hecho. Bien hecho, Tommy. Elegiste un bando. Ahora estás en guerra con Sabini.

—Tessa, espera —dijo Tommy mientras Tessa se alejaba.

—¿Qué?

—¿Estás enojada conmigo? —preguntó Tommy.

—No estoy enojada, solo decepcionada. Sin embargo, Polly está furiosa. Ella me hizo entrar aquí porque está a punto de estrangularte. Dijiste que esto no terminaría mal.

—Se suponía que no debía hacerlo —dijo Tommy—. ¿Me creerías si digo que ellos lo empezaron?

—Sí —asintió Tessa—. Y en cuanto a tomar un trabajo como secretaria, no lo sé.

—¿Lo pensarás? —presionó Tommy.

Tessa inclinó la cabeza hacia un lado—. Tal vez. Vamos, te ves cansado. Necesitamos llevarte a casa.

—Yo conduciré —ofreció Tommy—. Está lloviendo. 

—¿Pero no tenemos que caminar hasta el auto?

—Sí —dijo Tommy—. Pero no es tan lejos como caminar a casa.

Tessa puso los ojos en blanco, recogió su abrigo y salió de la oficina de Tommy con él siguiéndola. Caminaron hacia el edificio donde estaba estacionado el auto de Tommy, con la cabeza baja para evitar la lluvia. Tommy caminó hacia la puerta de su auto, pero tan pronto como puso su mano sobre el mango dio un paso atrás, un arma ahora apuntaba a su rostro mientras un hombre salía del asiento trasero, previamente envuelto en las sombras.

—¡Tessa, corre! —exigió Tommy, apenas mirando a su chica.

Tessa giró sobre sus talones y apenas salió corriend antes de que otro hombre se interpusiera en su camino. La agarró por los brazos y la hizo girar, empujándola hacia el grupo de hombres que había rodeado a Tommy. 

VIOLENT DELIGHTS | Thomas Shelby ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora