46 | el marquis de lorne

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En la víspera del decimoctavo cumpleaños de Michael, los Shelby hicieron una fiesta.

Todos estaban reunidos en el Garrison, excepto el cumpleañero y Polly, que llegaban tarde. Sentada junto a Esme con Finn a su izquierda, Tessa fumaba un cigarrillo mientras John tomaba un trago.

—Bueno, Finn, tienes dos opciones —dijo John—. ¿Leve o leve?

Después de contemplar lo que dijo, Finn sonrió—. Leve.

Tessa se echó a reír—. No bebas demasiado.

La puerta se abrió y Arthur se inclinó hacia delante—. Aquí está, miren.

Todos se pusieron de pie para saludar a Michael, animándolo mientras entraba por la puerta detrás de Polly.

Tommy le estrechó la mano y sonrió—. Feliz cumpleaños, Michael.

—Dieciocho años —dijo Arthur con una sonrisa.

—Eres un hombre —agregó Mason.

—Eres mucho mayor que él y a veces me pregunto si eres un hombre, Mase —dijo Tessa inexpresivamente antes de mirar a John expectante—. Dale un trago, John.

—Ahí tienes, muchacho —dijo John, llenando un vaso con cerveza y entregándoselo a Michael.

—Y después de eso —habló Arthur—, te buscaremos una dama para pasar la noche.

—¡Arthur! —espetó Polly.

—Michael —dijo Tommy, aclarándose la garganta mientras sacaba una caja de cuero de su bolsillo—. Para que nunca llegues tarde al trabajo.

—Bienvenido al negocio, Michael —dijo John cuando Michael abrió su regalo para revelar un reloj de bolsillo dorado, una tradición de la familia Shelby.

—Bienvenido al negocio —repitió Arthur, mientras Polly abrazaba a Michael.

—Bien, vamos a emborracharlo —anunció John, agarrando los hombros de Michael—. Ven aquí.

—Muy bien, whisky —dijo Arthur.

—Nada de whisky —respondió Tommy—. Tiene trabajo mañana. Dale algo suave. Un brindis —todos levantaron sus vasos—. Por Michael.

En algún momento, Tommy llamó la atención de Tessa e hizo un gesto hacia la puerta. Disculpándose, Tessa siguió a Tommy cuando salieron afuera, donde todo estaba en silencio.

—¿Qué te pasa? —preguntó Tommy—. John me dijo que te estabas molesta.

—No estoy molesta —dijo Tessa indignada—. Yo solo estaba...

—¿Celosa? —terminó Tommy, antes de rozar sus dedos contra la mejilla de Tessa—. Tess, no tienes que estar celosa.

—¿Quieres decir que no tengo que estar celosa de la mujer que has contratado para entrenar a tu caballo de carreras? —preguntó Tessa—. Lo siento, Tommy, pero no puedo no estar celosa de ella.

—Tessa, sabes que eres mi chica —dijo Tommy—. Pero esto es importante.

—Lo sé —suspiró Tessa—. Pero prométeme que no dormirás con ella ni nada por el estilo.

—Escucha, voy a ir a su casa en unos días, pero prometo que conduciré de regreso aquí, ¿de acuerdo? —dijo Tommy.

—Confío en ti, Tommy —habló Tessa en voz baja—. Solo no te acuestes con ella.

—Ella no es mi tipo —dijo Tommy.

Tessa sonrió—. ¿No? ¿Y cuál es tu tipo?

Tommy fingió pensarlo—. Bueno, no lo sé. Estaba pensando en alguien como... Lizzie Stark.

VIOLENT DELIGHTS | Thomas Shelby ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora