Capítulo 14

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La Monaga 4

El cielo infernal volvió a la normalidad cuando los celestiales iniciaron su reunión de emergencia con los entes importantes de la ciudad.

Zylank pasó toda la mañana preocupado y pensativo sobre qué había pasado y el por qué los celestiales estaban en Blustono.

¿Debía pensar en eso? Era muy tarde para no hacerlo, porque ahora, luego de haber preparado una mochila, tomaba un aerodeslizador entre Monagas y se dirigía a la Monaga 4, hogar de su mejor amigo, Handiel.

Antes de idear su plan sintió un llamado que provenía de más allá. Algo llamaba a su nombre y provenía del valle lejano aquel de donde nacían historias de misterio y desapariciones. Un lugar fantasmal a donde pocos se atrevían a ir.

Pero ¿sería seguro ir?

¿Acaso él sabía que aquel llamado venía de aquel lugar en la Monaga 4?

¿Qué cosa era?

No lo sabía con exactitud, pero sentía que debía ir allá.

Avisó a Handiel que su llegada a la Monaga 4 sería repentina y que se quedaría en su casa al menos dos días.

Necesitaba hacerlo, perderse del mundo que lo rodeaba en su hogar y en su Monaga. Era agobiante. Todo se hacía más pequeño en su alrededor.

Solía frustrase con facilidad y eso no era algo bueno para él, ya que se estresaba más rápido aún.

Su mamá y su papá le dieron el permiso de quedarse en casa de Handiel. Sabían que todo el tema del asesino en la ciudad lo tenía mal. En cambio, Zaleen, no le dio su aprobación del todo. Cuando se lo comentó, ella no estuvo de acuerdo con esa ida tan repentina a casa de Handiel en la cuarta Monaga. Le pareció extraña y algo forzada. No era usual en su hermano que se quedara a visitar a sus amigos, de hecho, jamás lo había hecho en su vida. ¿Por qué ahora?

¿Por qué era diferente esta vez? Y más cuando todo eso estaba sucediendo en Blustono.

Pero como personas que no estuvieron presentes en la reunión de aquella mañana, no sabían todo lo que estaba en juego. Y Zaleen no comprendería lo que su hermano mayor le intentaba explicar.

Aquella voz, aquel eco, aquel llamado que provenía del valle maldito conocido como Valle Bajo era única en su existencia.

Entonces, ahora que el aerodeslizador tomaba el rumbo y planeaba sobre el cielo de la Monaga 4, empezaba su descenso en la base de estaciones.

El reloj marcaba las 11:42am. Medio día. Zylank apenas pudo terminar su desayuno por la mañana y no le dio tiempo de almorzar con tal de conseguir el primer aerodeslizador a la cuarta Monaga.

Moría de hambre.

El descenso comenzó lentamente, como de costumbre.

No iba preparado para nada. En su mochila solo llevaba ropa para sus dos días de estadía en casa de Handiel, quizás tres, y para mayor sorpresa, su mejor amigo no estaba solo. Se encontraba junto a él, Isaac y Luna.

Fue de su sorpresa y completamente inesperado.

—Isaac, Luna, ¿qué hacen por acá?—preguntó Zylank al mismo tiempo que los saludaba dándole un abrazo a cada uno.

—Hola, amigo—respondió Isaac, acompañando aquel abrazo con unas palmadas en la espalda.

—Hola, Zylank—dijo Luna, sonriente, pero su sonrisa no duró mucho.

Luna miró a Handiel. Fue una mirada algo extraña.

—¿Qué sucede?—preguntó Zylank al ver a su mejor amigo—¿Todo está en orden?

Handiel estaba en silencio. Luna le tomó la mano y la apretó fuerte.

Isaac quería decirle pero no sabía si su amigo ya estaba al tanto de la situación en Blustono.

—Luna quiso venir a verme porque estaba preocupada—respondió Handiel tan pronto como pudo—. Sabes que en la Monaga uno las cosas se saben mucho más rápido que en las demás. O al menos que en la séptima.

—Chicos me están asustando—dijo Zylank, mirando fijamente a sus tres amigos.

—¿Acaso no viste ya las noticias, Zylank?—le preguntó Isaac.

—No. ¿Pasó algo?

—Y luego dicen que Eva es la más lenta del grupo—dijo Isaac.

—Amigo—comenzó diciendo Handiel, mientras se acercó a Zylank—, cosas locas están pasando ahora—le dijo.

—¿Qué? ¿Qué clase de cosas, Handiel?

—Han asesinado a uno de los celestiales. A Alique, padre de las estrellas.

La Creación de un Magnífico FinalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora