La voz del más allá
Hecho uno solo de nuevo, Zylank salió corriendo del baño de la estación policial. Muchos de los oficiales estaban confundidos y no entendían lo que pasaba. Nunca en la historia de Blustono había fallado la electricidad. ¿Por qué ahora?
—Oficial Jones, ¿qué ocurre?—preguntó Zylank a Xavier Jones, quien llamaba a varios oficiales para que lo acompañaran.
—Parece que un tercer psicópata está atacando el núcleo de electricidad de la ciudad—le respondió.
—¿Qué? ¿Cómo tuvo acceso?
—Lo sabremos pronto. Síganme—le ordenó a varios oficiales.
Muchos de los policías se perdían en los pasillos, unos tras otros.
«Con que ahora son tres», se escuchó en la mente de Zylank.
«Cada vez es peor».
Zylank respiró hondo. Intentaba despejar su mente.
«Relájate, cálmate».
Todo se quedó en silencio. Casi todos los oficiales salieron de la estación. Realmente los necesitaban en el núcleo eléctrico de la ciudad. Algo estaba sucediendo allá.
«Quizás sea un ataque».
«Relájate, cálmate».
Probablemente no era nada. A lo mejor era una simple falla. Podría ser.
Quizás.
Zylank se detuvo cuando escuchó a alguien hablar. Alguien lo llamaba por su nombre a susurros.
—Zylank—decía una y otra vez una voz conocida.
La voz de Handiel.
—Zylank.
¿De dónde provenía?
—¿Handiel eres tú? ¿Dónde estás?—preguntó.
—Zylank—decía en tono macabro.
Zylank tragó profundo y se preparó para lo que fuera.
Se giró nuevamente y respondió a la voz de su amigo.
—¿Handiel? ¿Dónde estás?
—Zylank... Zylank... Zylank.
De verdad dudó en ponerse a buscar de dónde provenía el llamado aquel. Su amigo lo necesitaba, probablemente, aunque algo le decía que no era él del todo.
«¿Qué haces? ¿Vas a ir?».
«Sí, iré. Es mi amigo».
«Es una trampa».
A Zylank no le importó lo que Alique le decía. A pesar de todo Handiel seguía siendo su mejor amigo y estaría con él hasta en las malas.
—Zylank...
La voz provenía del final del pasillo, tras una puerta de metal que tenía unas letras grabadas encima que decían las palabras: solo personal autorizado. Altamente peligroso.
Algo había detrás de esa puerta. Algo peligroso seguramente.
—Zylank...
Pero escuchaba la voz de su mejor amigo, así que Handiel era el que estaba tras esa puerta.
Tragó fuerte.
La abrió despacio, con todo el miedo del mundo.
Todo estaba a oscuras. Logró ver rejas, las cuales no eran rejas sino celdas. Celdas donde los oficiales encarcelaban personas, y estas eran calificadas como "altamente peligrosas".
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La Creación de un Magnífico Final
Science Fiction¿Qué se puede hacer cuando el destino de una civilización entera está en tus manos? Una pregunta que invadió la vida de Zylank cuando todo en su vida cambió repentinamente.