El culpable
Veinticinco horas eran las restantes. El momento crucial de todo el planeta era ahora y Zylank se lo pasó en pena llorando por la muerte de su hermana.
¿Se había rendido?
Por una parte sí, pero no por completo. En el fondo sabía perfectamente que su juramento no sería en vano. No en el nombre de Zaleen.
Y a pesar que se sentía como un pedazo de mierda tirado en la calle que todo el mundo ignora, la culpa lo hacía sentir peor. Porque él fue el responsable de que su hermana haya sido sacrificada por no haber entregado el poder de Alique cuando Ursun se lo ordenó. Él era el responsable de haber ido al valle cuando Alique llamaba a su nombre. Él era el responsable de que todo estuviese pasando. Por ende, era el responsable de su propio dolor, porque de no ser así, entonces jamás habría aceptado a Alique, jamás habría hecho caso a Peter y jamás habría querido defender la vida del planeta en las circunstancias que se encontraba.
Así que eso lo convertía en el culpable.
Luego del pequeño y rápido funeral, Zylank se encerró en su habitación a llorar las últimas tres horas. Se lamentaba y le pedía a las fuerzas del universo que le regresaran a su hermana. Entonces al darse cuenta que eso quizás no pasaría, empezó a pedir para que el dolor se fuera.
Probablemente lamentarse arreglaría todo para él, o tal vez no. Quizás tirarse la culpa a sí mismo lo haría sentir bien. Pero eso no lo sabía. Lo que sí era cierto es que debía aceptarlo, quisiese o no. Era lo único que lo podría aliviar al menos en aquel momento de tristeza.
Nunca imaginó sentirse así en la vida.
Jamás.
Pero siempre hay una primera vez para todo.
De pronto todo cambió al infinito espacio. Era la conciencia de Alique dominando.
Zylank continuaba sentado en el suelo, con la cabeza hundida sobre sus rodillas, llorando.
Alique lo miraba, entristecido por la horrible situación en la que le había pedido participar cuando inició todo.
—Lo siento. Realmente lo siento—le dijo, mirándolo fijamente, atento a cada sollozo y viendo fijamente como se desesperaba aún más.
¿Habría cura para el dolor?
Muchos decían que existía una cura para todo mal. En el infinito universo sí. Pero el dolor que sentía Zylank era diferente. No era un mal, pero sí un dolor muy fuerte y profundo. Deseaba que Alique tuviera esa cura en su poder. Realmente lo deseaba. Pero sabía que no era cierto. Tristemente.
—Nunca quise que las cosas se descarrilaran de esta forma, nunca quise ponerte a ti y a tu hermana y a tu familia en esta situación. Necesitaba a alguien que peleara en nombre de este planeta, y sigues siendo tú aquel guerrero que elegí. Y quizás me odies justo ahora. Tal vez quieras matarme como lo hizo Ursun, así no lo merezca. Te entiendo. Era tu hermana y yo cuestioné eso, al igual que Peter. Pero quiero que sepas que estoy contigo pase lo que pase. Tienes mi poder corriendo por tus venas, tienes mi espíritu celestial dentro de ti. Ningún humano en la historia habría podido hacer todo lo que tú has hecho. Así que levántate y venga a tu hermana. Levántate, busca a Ursun y patéale el culo ante mis hermanos celestiales. Estoy cien por ciento seguro que Zaleen hubiera elegido que salvaras al planeta. Y eso es lo que harás. Es eso lo que te convertirá en el mejor héroe de la historia.
—Ella habría querido eso. Sé que sí.
Alique se acercó a Zylank y le brindó una gota de fuerza celestial. Su cuerpo reaccionó y empezó a levitar ante el del celestial. Solo una pequeña gota era suficiente para revivirlo y no matarlo.
—Estás listo para el final. Ursun se arrepentirá de haber hecho todo el mal que le ha provocado a este planeta. Con mi poder en tus manos jamás sabrá qué lo golpeó.
Zylank miró sus manos. Estas brillaban como nunca antes. Ni cuando recurría al poder del celestial.
—¿Qué es esto?—le preguntó.
—Esto, es solo una pequeña gota de energía cósmica que amplificará mi poder en ti. Ya sabes quién es el que está detrás de todo esto. Búscalo. Golpéale el rostro un rato y luego llévalo ante mis hermanos celestiales para que sea juzgado. Así te vengarás y salvarás a todo Blustono.
—Quiero venganza.
—Y la tendrás cuando Ursun sea juzgado.
—No. La quiero por mi cuenta. Quiero lastimarlo yo.
—Zylank, tienes que entender que toda la vida en el planeta está en juego y que debes dejarlo a las manos de los celestiales.
—Tú no me dirás qué hacer. Ahora las cosas se harán a mi modo.
—Zylank, por favor no vayas a...
Utilizando su mente gracias al nuevo poder, Zylank hizo que la conciencia de Alique desapareciera, incluyendo su voz. Otra vez estaba en su cuarto.
Limpió sus lágrimas.
Su madre lo llamó desde las escaleras y le dijo algo que escuchó perfectamente. Se asomó por la ventana de su cuarto y lo vio también.
—Zylank, alguien ha venido a verte.
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La Creación de un Magnífico Final
Science Fiction¿Qué se puede hacer cuando el destino de una civilización entera está en tus manos? Una pregunta que invadió la vida de Zylank cuando todo en su vida cambió repentinamente.