Capítulo 27

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Las palabras de Zylank

Todo el interrogatorio se mantuvo estable. Preguntas normales y sencillas dirigidas personalmente a Zylank. Todo iba bien. El oficial le preguntó acerca de sus padres, de sus hermanos, de la Monaga de dónde provenía, de su escuela. También de su vida en la ciudad. Luego, pasó a jugar con su mente, alterando un poco las preguntas.

—¿Qué estuvo haciendo usted en el taller a tales horas de la noche?—le preguntó el oficial, atento a escribir lo que Zylank le respondería en su libreta.

Zylank, dudoso, pensaba en si decir la verdad o no.

—Venía del hospital. Recién me habían dado de alta y el señor Moon me pidió que lo acompañara a buscar unas cosas.

—¿Por qué? ¿Qué cosas eran? ¿Le ocurrió algo, joven Emia?

—Había sufrido un desmayo y estuve en coma por unas horas. Las cosas que fuimos a buscar eran unos libros del señor Moon.

—¿Qué libros?

—Libros de historia del universo.

—¿Para qué?

—Quería enseñármelos. Solo eso.

—¿Qué hacía usted, joven Emia, en una Monaga que no es la suya?

—Visitaba a un amigo.

—Ese amigo... ¿Quién es?

—Es Handiel Williams, el que arrestaron en el taller.

—O sea, ustedes son muy cercanos, ¿no?

—Sí, lo somos. O... Lo éramos.

—¿Si sabe que usted podría ser un alto sospechoso? Un cómplice.

—Yo no soy cómplice de nadie. Handiel es mi amigo. Toda la vida lo hemos sido, y estoy realmente sorprendido de que él sea el asesino.

—Y dígame, joven Emia, ¿por qué su amigo lo atacaría a usted? Y también ¿por qué al señor Moon?

Zylank ahora sí se quedó sin respuestas. No había palabras para responder a las preguntas del oficial. Se quedó pensativo, cruzó sus piernas. Miraba detenidamente a ciertas partes del cuerpo del oficial, tales como: sus muñecas, sus hombros, su pecho, su cuello, todo menos sus ojos, esperando a que las palabras llegasen a su boca.

Había una cámara grabando todo el interrogatorio.

¿Será que respondería con la verdad? ¿Debía hacerlo?

Estuvo a punto de hablar cuando escuchó una voz hablar en su cabeza. La misma voz que lo llamó en Valle Bajo.

La voz de Alique.

—No digas nada—le ordenó.

Zylank cerró su boca de nuevo. Bajó la mirada.

Sabía perfectamente que era el celestial de las estrellas hablándole.

—No te atrevas a decir nada que nos comprometa a ambos. Yo responderé por ti.

La personalidad de Zylank desapareció y fue Alique quien tomó las riendas del cuerpo por uno minutos.

—Lo siento, ¿me puede repetir la pregunta?

—¿Por qué su amigo lo atacó a usted? Y también ¿por qué atacó al señor Moon?

—El señor Moon vive cerca del lugar donde el asesino, es decir, Handiel Williams, tomó la vida del celestial. Eso significa que al que siguió y atacó principalmente en el taller fue al señor Moon. Era obvio que a mí también tenía que matarme para no dejar ningún testigo.

La Creación de un Magnífico FinalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora