32: ¿Qué está pasándome?

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Las imágenes sobre la vida de mi padre aparecían y se iban como rayos, yo no entendía que estaba pasando

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Las imágenes sobre la vida de mi padre aparecían y se iban como rayos, yo no entendía que estaba pasando. Fue en ese momento que una escena sobre un día nublado se mostró ante mí. Era un lugar, un cementerio, estaba brisando. Miraba a mi padre, a mi madre y a mi. Williams estaba detrás de nosotros y yo estaba enfrente de una tumba, ¿pero de quién?

No pude ver el nombre de la persona, pero si pude ver la tristeza enorme que nos cubría a todos, segundos después mis padres se retiraron junto a Williams y yo me quedé sólo, luego una chica llegó a mi lado y me dio su mano, diciéndome un lo siento. Esto era mucho, no podía creer lo que veía. La que estaba en la tumba era alguien conocido mío y era especial, mis amigos llegaron y se quedaron conmigo.

La escena se fue alejando poco a poco, ya no había nada, solamente miraba imágenes que se mostraban a una rapidez y no me dejaban ver de que trataban. Entonces todas las imágenes desaparecieron y un recuerdo mío resurgió de lo más profundo.

Estaba en Eclipsa, era fin de semana y estábamos visitando mi reino, mis padres y yo nos habíamos ido de Eclipsa para conocer un poco Nueva York, el hogar de nacimiento de mi padre. Él nos contaba historias sorprendentes de aquel lugar y siempre quise visitarlo. Todos dijeron que no había problema, sólo que recordará visitarlos y llegar a las clases para poder gobernar el reino.

Caminé por el pueblo de Eclipsa y todos sus habitantes me saludaban alegremente, yo sólo asentia con la cabeza, a lo lejos pude ver a Nicolás sentado sobre el pasto y me senté a la par de él.

—¿Ya has llegado? —fue su pregunta, yo sonreí.

—Si, acabo de llegar. Te digo Nicolás que es sorprendente ese lugar. Tengo nuevos amigos y juego un juego con la pelota, se llama fútbol y me encanta.

—Me alegro escuchar eso.

Parecía que no estaba de humor, algo raro le pasaba.

—Nicolás, ¿qué sucede?

Él no me miró, pero si suspiró.

—Mis padres, no me dejan ir a la superficie, no me dejan conocer el lugar del que tanto habla mi tío Alex.

—Cuanto lo siento, Nicolás. ¿No hay nada que pueda hacer?

Nicolás negó.

—Nada, ya conoces a mi padre, es muy reservado y tiene mucho miedo.

—Que mal, yo quería presentarte a mis nuevos amigos y quería que me vieras jugando un partido de fútbol, de hecho el fin de semana que viene tengo un partido y nuestro equipo va a ganar. Ojalá me vieras...

—Lo siento Daniel, yo no puedo hacer nada. Sabes que sería capaz de escaparme contigo para verte jugar, pero como está el reino ahorita, no puedo darme el lujo.

Los Patrulleros Nocturnos: El Inicio de Gray Archer [Libro 1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora