Los Patrulleros Nocturnos: El Inicio de Gray Archer [Libro 1]

40: Iván amenaza a mi familia y termino envenenado

Llegué tan rápido como pude a casa, abrí el portón de la Mansión y entre en ella, asegurándome de cerrar bien. Me detuve con la moto cerca del garaje y la dejé allí, me quité el casco y lo dejé caer. Rápidamente fui a la puerta y comencé a tocarla, nada. Volví a tocar una y otra vez, esta vez desesperado. Entonces me di cuenta que la puerta estaba entre abierta, no...

Entre a la casa y vi un rastro de sangre que iba desde la entrada, y que conforme seguía, pude notar que terminaba en la cocina. Al llegar mis ojos se abrieron como platos al ver a mi padre hablar con Iván, mientras estaba amarrado a las sillas, igual que mi madre, hermana y Williams.

—No lo volveré a repetir, dile a tu amiguito el Gray Archer que se aparte de mis planes, sino tomaré represalias.

—¿De qué estás hablando? —preguntó mi padre confundido, y era verdad, ya no había más Gray Archer—. Yo no conozco a ningún Gray Archer.

—Claro que sí, después de todo es tu remplazo. Ahora dile a Gray Archer que se aparte, o sino, que se a tenga a las consecuencias.

—Gray Archer dejó su labor, ya no sigue protegiendo a la ciudad.

—Ahh, ¿con que no lo conocías?

—No dije específicamente que lo conocía, solo que dejó su labor.

—No es cierto.

—Si lo es, ¿por qué mientes?

—Por qué hace media hora me detuvo en mi tráfico de jóvenes, sino fuera por él, ya habría vendido a esos chicos.

—¡Pues que bien que te detuvo! —exclamó mi madre.

Iván la miró enojado y le dio una bofetada, hasta aquí había llegado. Me puse la capucha que traía mi chaqueta y un cubre bocas, tomé mi arco, coloqué una flecha y la tense.

—¡No vuelvas a hablar sin permiso!

—¡Y tú no toques a mi esposa, desgraciado! —exclamó mi padre enojado.

—¡Yo hago lo que se me da la gana! ¡Ahora van a morir!

—No lo creo —dije, sorprendiendo a todos, salí de mi escondite e inmediatamente disparé la flecha y esta se clavo en la pierna de Iván—, largate ahora Iván, deja a está familia en paz.

—¿Cómo me encontraste?

—Antes de caer inconsciente, deje un pequeño dispositivo en tus zapatos, eso me ayudó para poder seguirte. Ahora vete.

—Esto aún no termina.

Iván sacó su arma y me apuntó con ella, está vez no, pero entonces una mini visión apareció ante mis ojos. Iván disparando el arma y dando en el pecho de mi madre, matándola de inmediato, luego volvía a disparar y esta vez mi hermana era su siguiente objetivo. No lo iba a permitir. Volví a la realidad y a punto de disparar, me adelanté y me acerqué a él, Iván disparó el arma cinco veces, hasta quedarse sin balas, ambos caímos al suelo.