Los Patrulleros Nocturnos: El Inicio de Gray Archer [Libro 1]

50: Me sentencio a muerte

—Carajos —es lo que le respondí al verle allí, él me miraba con una sonrisa en su rostro.

—Hola, sobrino —saludo con toda educación, levantando su mano, agitandola en el aire—. ¿Cómo has estado?

—¿En serio? ¿Me preguntas como he estado? Es irónico, cuando eres tu el que me quiere muerto.

—Si quieres verlo de esa forma adelante —hizo un ademán con la mano y se río—, pero sabes perfectamente el por qué.

Ahora dejó de sonreír y me miró serio. Trague saliva.

—No entiendo. —mentí.

Él mostró una pequeña sonrisa y luego bajó su mano hasta su cintura y la volvió a levantar, solamente que está vez con arma que me apuntaba directo a mi.

—Genial, les miento a los policías de mi padre que alguien quiere matarme en mi habitación y tú lo estás cumpliendo. Vaya ironía del universo —dejé salir una pequeña risita.

—Bueno si eso es lo que quieres, te lo puedo cumplir.

—No gracias.

Intenté caminar hacia la puerta, Tom se dio cuenta y le apuntó a Dylan, tuve que detenerme.

—Muévete un centímetro y tú amigo muere, De La Flor.

—Mierda.

—Así es, ahora aléjate de la puerta con cuidado. ¿No quieres que la muerte de tu mejor amigo este en tu conciencia? No es así, Daniel.

—No.

—Bien, entonces aléjate por su seguridad. —dijo sin dejar de apuntar a Dylan.

—De acuerdo, pero no le hagas nada.

—Eso depende de ti.

Asentí sin decir nada más y me alejé de la puerta.

—Ahora vamos hacer algo muy divertido, tu me ayudaras y tu amigo será libre.

—¿En qué?

—¿Ves lo que tengo en mi mano izquierda? —asentí—. Bien, ¿sabes lo que es? —volví asentir—. Obvio que lo sabes, por que esta misma maleta los trajo a los cuatro al hospital, ¿me equivoco?

—No.

—Entonces sabes perfectamente lo que tienes que hacer.

—Si.

—La abrirás y yo volveré a Eclipsa para gobernarla como es debido, como siempre quise hacerlo y debía hacerlo.

Eso sonó un poco raro, Eclipsa me sonaba de algún lado, no obstante aún no podía recordar de donde.

—¿Eclipsa? ¿Qué es Eclipsa?

Tom me miró con los ojos como platos y se río a carcajadas.

—¿Estás... Estás hablando en serio? —preguntó entre risas.