Los Patrulleros Nocturnos: El Inicio de Gray Archer [Libro 1]

31: Mi pasado

Mi cuerpo se sentía pesado, no podía moverme ni hablar, no se cuanto tiempo estuve así, pero no fue hasta hace unas noches mis recuerdos volvieron. Todo daba vueltas y entonces vi lo que sucedió esa noche, la noche que lo cambió todo.

Al finalizar el partido, espere fuera de la cancha, ya eran como las 6 de la tarde y estaba esperando a mis padres, estaba muy emocionado, ya que tal vez este fin de semana iríamos a visitar a mis primos a Eclipsa, además quería contarles como me había ido en el partido, ya que ellos trabajaban y no me pudieron ver. Algunas personas fueron, como María Paula. Ella estaba sentada en una de las graditas de afuera, en sus manos tenía ambos batidos de chocolate para celebrar mi victoria, sonreí al verla allí. Me acerqué a ella y me senté, María me pasó mi batido y con todo gusto lo tomé.

—Estuviste genial ahí, Danny.

—Gracias María, pero fue un trabajo en equipo y todos colaboraron.

—Me alegro mucho, pero cambiando de tema... ¿Qué es lo que harás?

—¿Qué quieres decir?

—¿Qué harás con la propuesta que te ha hecho tu tío? ¿De gobernar Eclipsa? —ella parecía más emocionada respecto al tema que yo, suspiré.

—No lo sé, todavía hay muchas cosas que quiero probar y hacer acá. Además tengo nuevos amigos y les... Les quiero, los aprecio.

—Wow, no me esperaba esa respuesta, Danny. Pero tu eliges tu propio destino, no importa cuál de los dos sea, lo importante es que seas siempre tu mismo y eligas lo que tu más deseas, espero de corazón y sepas elegir bien, por el bien de todos y el tuyo, el futuro está en tus manos, Danny.

—Ni me lo recuerdes, ¿podemos olvidar por un momento esta situación y disfrutar del momento?

Ella me miró, sonrio negando con la cabeza y miró hacia la oscura carretera.

—Claro, por que no.... ¿Qué es lo que más deseas, Daniel?

Esa pregunta me tomó por sorpresa, pero jamás llegué a responderla, ya que mis padres habían llegado. Estaba a punto de despedirme de María, hasta que se me vino una idea, decirles a mis padres que la fuéramos a dejar a su casa, pero cuando lo iba hacer.... Algo me lo impidió.

—No lo hagas, ella no puede vivir lo que tú, lo que tú verás en unos momentos, no está lista y no debes temer... Tú hora a llegado.

Jamás supe que significaban aquellas palabras, pero como lo dijo, fue una advertencia de lo que se avecinaba y ninguno estaba listo para ello, ni siquiera yo.

Me despedí de María y subí al automóvil, donde mis padres me saludaron normalmente, me puse el cinturón y miré por la ventana el paisaje de la noche, una noche estrellada, una noche que lo cambiaría todo. Mis padres me preguntaron como me había ido en el partido y lo único que pude hacer, fue enseñarles mi medalla, ambos la admiraron con amor y cariño, estaban muy orgullosos de mi logro junto a mis amigos y me felicitaron por ello. Estaban realmente felices y yo pregunté por su día, entonces mamá me contó sobre sus historias, ya había publicado dos libros y habían sido muy exitosos, también me dijo que a la gente le gustó mucho que ya pidieron continuación o una cuarta parte de la trilogía, mamá estaba muy feliz y me alegre por ella, felicitandola.