51: La revelación - El Final I

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—¡Aquí estoy, tío Tom! —grité al mirar alrededor, sin señales de nadie

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—¡Aquí estoy, tío Tom! —grité al mirar alrededor, sin señales de nadie. Solamente yo.

El almacén Tacos, a dos horas de nuestra guarida, claro esto no lo sabe el Tío Tom o la Guarnición. Solamente hay dos luces que iluminan el lugar, tan viejo que debe de tener años abandonado.

—¡Daniel, sobrino! ¿Cómo estás? —Tío Tom caminó por la oscuridad, hasta que finalmente se mostró ante la luz, quedando unos metros de mi—. ¿Tienes lo que te pedí?

Levanté mi mano izquierda, mostrándole la Maleta Roja que me había pedido para acabar con todo.

—Tengo una duda bastante grande —le comenté.

Él suspiró haciendo una mueca.

—¿Más dudas, Daniel? —interrogó, yo asentí—. Adelante.

—¿Por qué tú no puedes abrir la Maleta?

Tío Tom me miró con desagrado y tomó aire para hablar.

—Ya te lo había dicho, Daniel. No puedo abrir la Maleta por tu juramento, no me deja, así como los objetos de Eclipsa, me queman —levantó su mano derecha y con su dedo mostró una quemadura en el centro de la palma—. Eso me hizo la Maleta la primera vez que la toque.

Ahora lo entendía, el por qué no podía abrirla para así volver  a Eclipsa. Sin embargo, tenía otra duda.

—¿Eso es todo? —desesperado me sacó de mis pensamientos al no decir nada. Me mordí el labio inferior y negué—. ¿Otra duda?

Asentí.

—¿Cómo se creó la Maleta? ¿Por qué es un portal hacia Eclipsa, aquel lugar?

Tío Tom frunció el ceño totalmente confundido, no entendía lo que yo le decía. Esa era otra de mis dudas que tenía... Pues claro, debe haber sido por eso, en aquel día.

—¿Estás hablando de cómo se formó? —aún seguía confundido, sin embargo se dio cuenta a dónde yo quería llegar.

—Exacto, no lo entiendo muy bien.

—Ahora entiendo, ¿no sabes como se formó la Maleta? —asentí—, se formó por tu juramento. En el accidente, tu sangre Eclipsiana lo hizo.

Ahora lo entendía mejor, la Maleta se formó por mi juramento, aún tengo lagunas mentales sobre algunas cosas de Eclipsa, una de ellas es la entrada a ese lugar u otras formas de entrar. Mi sangre Eclipsiana lo hizo, salvo su mundo y sus habitantes.

—Pero eso ya no importa —volvió hablar el Tío Tom, ya estaba caminando hacia mí con bastante nerviosismo—, ahora abrirás la Maleta.

Mordí mi labio inferior, estaba nervioso. Tenía que distraerlo un poco más, tenía que hacer tiempo. Así que sin más me arriesgué con mi mayor carta.

Trague saliva.

—¿Qué dirá Angie al enterarse de que su padre es un asesino y un hombre de mucha codicia y poder?

Los Patrulleros Nocturnos: El Inicio de Gray Archer [Libro 1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora