Stella
Hay días de días, eso en que todo te sale mal, que hasta bailar es un desastre. El fin de semana fue perfecto, pero desde el lunes todo viene como en picada, solo despedirme de mi padre en el aeropuerto me dejó hecha pedacitos. Hoy, estoy en el centro comunitario, Stacie llega y al verme corre para abrazarme, a pesar de que no tendremos clases, quise reunirme con mi niñas, ellas han sido capaces de alejarme de la depresión, porque sí, es cierto que deseo comerme el mundo, pero estar en una ciudad que puede tragarte si no estás preparada para ella.
Cuento los días para Navidad, pasarla mirando el árbol de Rockefeller Center, no puedo viajar porque simplemente tengo la última función un día antes y me que toca quedarme, no puedo quejarme este es mi sueño y es lo que deseo, pero a veces para lograrlo todo, tienes que hacer sacrificios que te rompen el corazón.
—¿Cómo estás, muñeca? —averiguo.
Conocía la historia del padre de Stacie, sin embargo, en los seis meses que tengo dando clases nunca lo había visto, hasta la noche del estreno que descubrí que el misterioso hombre del bar era nada más y nada menos, que el innombrable como lo apoda Tess.
—Bien, Stella. —Toma mi mano y prácticamente me arrastra hacia afuera—. Mi papá está afuera, nos llevará por helado.
Me tenso y me detengo de golpe, lo que menos necesito es que el vikingo de ojos misteriosos aparezca para volverme loca. No sé, pero hay algo que me atrae, es un magnetismo, como si él fuera la luz que atrae a la polilla. Y me asusta, claro que me da temor, ya que para la niña puede ser el hombre más perfecto del mundo, sin embargo, algo en Will Grant es oscuro, encima de su cabeza hay carteles de neón que gritan peligro.
—Pero somos muchas —argumento intentando evitarlo.
Stacie es decidida, muchas veces me recuerda a mí y eso es una las cosas que nos ha unido, sacan toda la fuerza que tiene y me arrastra hasta el exterior. Me dejo llevar y me quedo mirando la pequeña camioneta van que está estacionada al frente, dentro están todas las niñas de mi clase, sin embargo, es quien está recostado sobre su hombro mirando con el ceño fruncido la pantalla de su móvil, quién hace que se me corte la respiración. Vestido con un jean de color negro, una cazadora de cuero y botas de motero, parece sacado de alguna revista de chicos malos.
En el fondo todas amamos a los chicos malos, no sé, pero hay que nos atrae y nos hace creer que ellos pueden cambiar. Parece darse de que estamos cerca, porque gira su rostro lentamente, se me corta la respiración cuando nos sonríe.
—Ya pensaba ir a buscarlas —comenta.
Stacie corre y se abraza a la cadera su padre.
—Mi papá es el hombre más sexy del mundo.
Y quiero felicitarla por ese comentario, me obligo a sonreír mientras asiento con mi cabeza.
—¿Y a dónde vamos? —averiguo.
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Ramé
Romance¿Qué haces cuando tienes tu vida planeada y el destino te cruza con el amor y el caos? Todo lo prohibido es deseado. Will Grant es un hombre atormentado, un criminal de guerra y un traficante que lucha con demonios que lo obligan a dejar la luz atrá...