Capítulo 30

132 24 16
                                    

Stella

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Stella

Cierro la puerta de la habitación donde duerme Stacie y caigo en el piso ahogando el llanto entre mis manos, he pasado por alto todas las banderas rojas que me han señalado que William no es lo que merezco, sin embargo, esta noche ha sido la última y creo que no voy a soportar verlo nunca más.

No puedo esperar que una persona cambie por mí, sé desde hace mucho tiempo que ese sueño idílico de que las personas cambian por amor es completamente falso, un ser humano solo cambia cuando está dispuesto a hacerlo, William Grant no lo hará nunca, ya que prefiere sumergirse en la miseria y en los demonios que lo acechan todas las noches.

Lo he visto drogarse y nunca se me olvidará aquella noche mientras sonaba Creep de Radiohead, cómo la cantó hasta desfallecer y mis lágrimas cayeron como ahora. Él no quiere ser salvado y yo no quiero ser destruida, estamos destinados a conocer a las personas con las que queremos pasar el resto de nuestras vidas, pero muchas veces el destino no lo permite, por lo cual debemos dejarlos ir y seguir con la frente en alto, recordando los bonitos momentos, sin pensar en esa famosa expresión: Y si hubiese...

Los hubieran no existen, son escenarios que imaginamos, cuando sentimos que fracasamos y pensamos en uno en el que todo funcionó.

Llorar es lo mejor que puedo hacer para sacar todo el dolor que me causa la decepción, esta noche acepto que estuve viviendo la ilusión más bonita de mi vida y que he despertado de ese sueño, para asumir que debo alejarme para siempre de él.

Me levanto para ir hasta la cama y acostarme con su hija. Estoy asumiendo una responsabilidad que tal vez cambie para siempre el rumbo de mi vida, sin embargo, estoy segura que junto Stacie podré vivir los mismos momentos que tuve con mi madre. Mi poca experiencia en el amor me hizo creer que este cuento de terror se estaba convirtiendo en un cuento de hadas, acepté su oscuridad pensando que la luz que tenía que ofrecerle, podría ayudarlo a salir de su infierno personal.

Voy a recordar siempre que no se puede salvar a quien lo quiere ser salvado. Solo espero que con el tiempo la vida me dé la oportunidad de reencontrarme con mi familia y poder encontrar a alguien que sepa valorarme.

Mi princesa se abraza a mí y yo correspondo el gesto de la misma manera, el cansancio y el dolor me llevan al mundo de los sueños, donde muchas veces los tres somos felices y no existen la miseria ni el dolor.

*****

Despierto al escuchar las gotas de lluvia golpeando contra la ventana, el día está gris así como mi ánimo. Stacie sigue dormida, enrollada sobre mi cuerpo, me separo de ella con cuidado para levantarme, hace mucho frío y al tocar el suelo con los pies descalzos quiero volver a acurrucarme a su lado, solo que tengo que asumir que afuera me espera mi realidad, camino hasta la ventana y me quedó mirando la torrencial lluvia que cae.

«Eres fuerte, eres brillante. Tú lo puedes todo». Repito en mi mente para darme ánimo, para poder seguir en esta travesía que me llevará a estar a salvo lejos de Will y del psicópata de Vitelio Gambino.

RaméDonde viven las historias. Descúbrelo ahora