¿Qué haces cuando tienes tu vida planeada y el destino te cruza con el amor y el caos?
Todo lo prohibido es deseado.
Will Grant es un hombre atormentado, un criminal de guerra y un traficante que lucha con demonios que lo obligan a dejar la luz atrá...
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Stella
Nos lleva hasta el sofá, mis labios no pueden despegarse de los suyos, no me imaginé que mis primeros besos serían así, intensos, inolvidables, imborrables como los tatuajes que marcan su piel. Sus manos acarician mi piel debajo de mi suéter y por un segundo rompemos el contacto cuando me lo quita.
Me sonrojo bajo el escrutinio hambriento de su mirada azul, que se oscurece cada vez más, enreda sus dedos en mi cabello y se queda mirándolo entre ellos.
—¿Por qué lo recoges? —averigua con voz ronca,
—Me acostumbré por el ballet...
Asiente, percibo el calor de su mano, su pene erecto debajo de mí. Mi corazón late apresurado, con miedo y al mismo tiempo ansioso de lo que está por suceder.
—No puedo follarte, no como deseo... —murmura mientras su pulgar acaricia mis labios.
—Tengo miedo —confieso.
—Deberías, Muñeca de porcelana, porque en esta historia los dos vamos a rompernos.
Cierro mis ojos. «Stella, estás loca, definitivamente estás loca», me recrimino mientras me acaricia, ya entiendo su necesidad de drogarse, porque sus labios son narcóticos y me hacen desear más y más, necesito de sus besos. Tomando acopio de toda la valentía que hay dentro de mí, vuelvo a besarlo, siento como sonríe y corresponde a mi contacto, me deja llevar la batuta, sus manos bajan a mi cadera y comienza un vaivén candoroso.
Gime, siento mis bragas húmedas por la explosión que hay en mi sexo, me quita el brasier y sus manos acarician su espalda hasta llegar hasta mis hombros, me hala hacia su cadera violentamente, y un cosquilleo comienza por mi columna vertebral, se separa de mí, pero no por mucho ya que sus labios toman uno de mis pezones. Jadeo cuando sus dientes se clavan, abro los ojos y puedo encontrarme con los suyos que me observan divertidos por mi reacción, nos movemos, si esto es lo más parecido a follar, no puedo creer de lo que me he estado perdiendo.Todo se intensifica cuando abandona mi pecho y toma el otro, para lamerlo, para morderlo y volverme loca, simplemente eso. Un calor recorre mi vientre, todo es más intenso y grito mientras mi cuerpo tiembla entre sus brazos. Caigo sobre su hombro, siento que se ríe.
—Vaya, si así te corres solo besando tu pecho, no quiero imaginar que voy a lograr con mi polla dentro de ti.
Exhalo todo el aire contenido en mis pulmones, pero toda la sensatez que olvidé hace un momento regresa a mí, me levanto asustada y él me observa con una sonrisa.
—No te avergüences —susurra y hago el intento de levantarme, pero me detiene—. Es normal que respondas así.
—Eres narcótico —musito asustada.
—Tú igual, sé que contigo... —Se queda callado y me coloca a su lado—. Voy hacerte de comer, debes alimentarte.
Asiento, necesito que se aleje, necesito que me deje pensar, me asusta lo que siento, lo que me hace sentir.