Capítulo 16

271 37 53
                                    

Stella

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Stella

Paso el día sola observando la ventana y rogando en silencio que Will regrese, sé muy bien lo que siente, lo vivo a veces por la noches tratando de salvar a mi mamá, solo que nunca puedo hacerlo, me despierto sudando y gritando en silencio, muchas veces escuchamos esa expresión: "grito silencioso", no sé si pueda explicarlo, solo es algo como si vas a desgarrarte la garganta gritando, pero no sale nada por tu boca, si de alguna manera el dolor te sofocara.

Sufro de ansiedad.

Ese ahogamiento, esa opresión en el pecho, esos pensamientos negativos que me golpean, trato todo los días de levantarme y luchar, muchas personas aseguran que somos resilientes, me da risa, ¿cómo podemos serlos? Nos hacemos los valientes, fingimos estar bien, cuando por dentro nos estamos muriendo, como ahora, siento unas ganas inmensas de llorar. Recuerdo sus labios sobre los míos, sus caricias, como fue capaz de transportarme y llevarme a sitios que ni imaginaba conocer.

No era virgen porque deseaba ser casta a casarme.

Simplemente no había sentido lo mismo que con él, sus besos de alguna manera son capaces de despertar cada célula de mi cuerpo, apagar de alguna manera mis neuronas haciendo que no pueda pensar. No sé si es amor, por lo menos si una atracción desmedida, no puedo negarlo, que desde la primera vez que crucé mi mirada con la de él, no pude evitarlo, algo me decía que iba a pensar para siempre en el maldito vikingo de ojos azules. Sus palabras antes de follarme se repiten en mi mente:

Voy hacerte perder la cabeza y luego voy a follarte hasta que grites que no puedes más...

Y me hizo perder la cabeza al punto de rogarle que me dejara conocerlo y consolarlo, maldita sea, su respuesta, su vulnerabilidad y la manera en que me respondió tratando de advertirme que todo lo que sucede entre nosotros está mal. Puedo escuchar de nuevo decirme:

Yo no, estoy muerto desde hace mucho, me haces sentir débil, me haces bajar mis muros y solo serás una víctima más.

No está muerto, nadie está muerto en vida, lo sé, he estado ahí. No soy idiota, no estoy enamorada, no tengo el complejo de protagonista de libro romántico que se enamora a primera vista. Sé que a mi edad, la virginidad solo se ven en ese tipo de historias, es más emocionante la chica inexperta y el dios del sexo, pero hay chicas como yo o eso creo, que esperan para sentir más, las probabilidades de llegar al orgasmo la primera vez con un chico a los dieciséis es nula, normalmente ellos les importa su propio placer. En cambio, Will, muy a pesar de sus ganas de follarme duro, me llevó a tocar la cima del cielo.

Observo la nieve cae preocupada porque él está afuera, con deseos de irlo a buscar y al mismo tiempo de que me rechace. Estoy mal, esto no debería estar sucediendo, no me debería importa nada, estos malditos sentimientos contradictorios.

Su oscuridad me llama.

No sé cómo explicarlo, pero hay algo esa manera en la que sé que me miente, que trata de hacerme daño y se arrepiente por hacerlo, que me atrae y sé que es enfermizo, que no es normal, sin embargo, hay algo inexplicable que me hace sentarme frente a una ventana mientras la nieve cae, esperando que regrese y poder quedarme tranquila, en paz que está aquí y no en un frío inclemente.

RaméDonde viven las historias. Descúbrelo ahora