Stella
Casi cerramos la temporada de verano, este será la segunda vez que interpretaré El Cascanueces, por lo que pasamos los meses trabajando en el casting perfecto, ahora que no tenemos a Doug, nos hemos quedado sin bailarín principal.
Los días pasan y sé que está ahí en algún lugar de la ciudad, salgo con miedo de encontrarlo y no saber qué decir, tal vez no pueda resistirme a él de nuevo. William es mi pasado, mientras mi presente lucha para continuar en mi vida. Albert es todo lo que alguna vez soñamos, el caballero que saca la silla para que puedas sentarte, el hombre que te toma la mano mientras caminas junto a él, el que te regala flores y corazones, que me espera paciente a que esté lista para tener sexo con él.Salgo de la compañía pensando en buscar a Stacie, tengo días sin verla, mientras dura la temporada se me hace imposible coordinar nuestros horarios mientras ensayo o estoy en escenario. Mi bolso pesa como si tuviera un montón de bloques, la ciudad está llena de turistas que disfrutan del clima para tomarse fotos, camino pensando que me encantaría llevarla a la Isla de la Libertad, tomar el ferri y disfrutar de un día diferente. Estoy aprendiendo un idioma, siempre me ha gustado el español y Nueva York está lleno de maravillosos latinos, voy escuchando a Christina Aguilera cantar La Reina.
Me gusta caminar antes de tomar el metro a mi casa, la tarde comienza a caer y el calor es un poco agobiante, mis pensamientos me llevan a los recuerdos que trato de evitar, Will junto a nosotras, tan injusto es el destino que no quiso que pudiéramos ser una familia. Me enredo con algo y siento que estoy que caigo, alguien me sostiene y caigo sobre esa persona. Me giro para darle las gracias y se me corta la respiración, porque se me han juntado la suerte con la ganas de verlo, William me observa con una sonrisa en sus labios, me levanto como si me quemara estar cerca de él cuando realidad muero por estar siempre así.—¿Estás bien? —pregunta.
—Lo estoy, gracias —contesto.
—Stella… —me llama tomando mi mano y se la arrebato.
Niego con mi cabeza.
—No… —murmuro asustada por mis sentimientos.
—No me digas que no, por favor…
—No quiero que te acerques, por favor…
Ahí frente a mí está el hombre por el cual lloré muchas noches, vestido con un pantalón de vestir caqui, camisa a cuadros con las mangas arremangadas, su barba larga y el cabello largo, ya no al ras como acostumbré a verlo.
—Por favor… —suplica.
Me toma la mano y siento que el mundo se paraliza, que su toque se convierte en un remanso de paz capaz de hacerme olvidar lo demás. Solo estamos los dos mirándonos, convirtiéndonos en dueños del momento. Su otra mano se acerca temerosa y acaricia mi rostro, estamos en medio de Broadway reencontrándonos. En este instante me da igual que haya pasado un año y no ser la misma que se enamoró ciegamente de él, pero en el fondo sé que aún me tiene, que nos pertenecemos.
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Ramé
Romance¿Qué haces cuando tienes tu vida planeada y el destino te cruza con el amor y el caos? Todo lo prohibido es deseado. Will Grant es un hombre atormentado, un criminal de guerra y un traficante que lucha con demonios que lo obligan a dejar la luz atrá...