Capítulo 3

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Stella

Todo está listo y el teatro está reventar. Solo que mi pareja ya no es Travis, porque quedó fuera de la ecuación por una pequeña fisura craneal después de su gran hazaña en el bar. Me siento alejada de todos, muerta de miedo y es que este es mi primer protagónico en el ciudad, de esto dependerá mi carrera entera, si todo sale bien, la compañía va a contratarme al graduarme, seguiré con mis clases en Julliard mientras tanto. Si esto sale como espero, podré hacer todo lo que tanto mi mamá soñó, danzar y danzar.

«Dame fuerzas, mami». Le pido en mi mente, cierro los ojos y puedo mirarnos dar vueltas juntas, ella era profesora de ballet de niñas, fue en su escuela que aprendí todo y aquí estoy, por las dos. Diera mi vida entera por tenerla a mi lado, que ese maldito borracho no se hubiera llevado su automóvil.

—Stella... —me llaman.

Abro los ojos y Carol Finn, la coordinadora del evento está mirándome con cara de preocupación.

—Estoy lista —aseguro.

Sonríe con empatía, sabe que todos estos días he estado estresada. Me he sentido culpable por lo de Travis, aunque sé que no es mi culpa y además no puedo borrar de mi mente a Will, el vikingo de ojos azules y tatuajes, el único hombre que ha sido capaz de robarme el aliento y me gusta, claro que me gusta. Todo lo prohibido es deseado y en mi vida había visto un hombre como él.

—Te están buscando, tienes que estar lista en media hora, falta peinarte. —Asiento en silencio—. Steve no está molesto —afirma y me detengo toda tensa, pone su mano en mi hombro—. Travis es un rebelde sin causa, pero él sabe que no es tu culpa.

Steve Davis es el director de la compañía de ballet, el hacedor de estrellas, el hombre que puede hundir mi carrera entera, al que tuve que llamar desde el hospital y contarle que el chico de oro de su cuerpo de baile tenía una fisura craneal, que me había vomitado y luego se había desmayado camino a emergencias. Aquel fue el momento más bochornoso de mi vida entera, además el regaño que me llevé por tratar de tomar alcohol a tres días del evento. Mi castigo, ensayos extras con Doug, —mi nueva pareja—. No soy capaz de responderle a Carol, me siento en mi lugar y dejo que hagan conmigo lo que quieran.

Al estar lista, faltan al menos unos veinte minutos, me coloco los audífonos y busco en mi lista de reproducción de Spotify la que hice con mis papás, es algo que compartimos la última vez que estuvimos juntos, el rock de siempre, ese que te relaja, nada como escuchar a Eddie Vedder de Pearl Jam, pero detengo en el nombre de Bob Seger, comienza a sonar cantando Old Time Rock & Roll, cierro los y puedo vernos bailando a los tres en el salón de nuestra casa, disfrutando de los buenos momentos, mi mamá sonriéndome de esa manera que me hacía sentir amada, como si de alguna manera todo era perfecto entre nosotros. Respiro hondo varias veces, estoy feliz y al mismo tiempo asustada, desde su muerte luché por entrar a la universidad con menor tasa de admisión del país, ella está conmigo, lo sé, me cuida desde el cielo.

RaméDonde viven las historias. Descúbrelo ahora