Capítulo 27

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Will

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Will

Si me acuesto aquí, a su lado mirándola mientras duerme puedo imaginarme que lo haremos todo y que no necesitamos a nadie. Stella llegó para hacerme sentir vivo, por decir esas dos palabras (Te amo), que dicen y encierran todo, pero tampoco es suficiente para lo que haría por ella. Quisiera olvidarme que afuera no podemos estar juntos, pero espero que no sea tarde cuando pueda encontrármela de nuevo, que no seamos demasiado mayores, quisiera poder verla jugar con nuestros hijos en un jardín.

Cierro los ojos imaginándola, Stacie riendo junto a dos niños, Stella con vientre abultado con un vestido blanco sonriéndoles mientras estoy sentados a la distancia mirándolos, sabiendo que están a salvo. Cuando vuelvo abrirlos recuerdo que necesito de su gracia para recordarme, que puedo encontrarme a mí mismo. Mi dulce ángel, mi muñeca que puede romperse y al mismo es capaz de regalarme la fuerza que necesito para luchar.

Todo lo que soy, todo lo que alguna vez fui, está aquí, porque cada vez que sus ojos verdes me observan puedo encontrarme en el amor que irradian y desde que los vi, me persiguen, son todo lo que puedo ver y no sé cómo cambiar las cosas entre nosotros, cómo lograr estar juntos para siempre, daría mi vida para que ella se quedara a mi lado.Casi tres malditos meses desde que pisó el bar, a veces me pregunto si mis sentimientos son reales, si puedo enamorarme de alguien tan precipitadamente, si no es una maldita obsesión, sin embargo, cada vez que pienso que la follaré, sus ojos me poseen y me convierto en un amante gentil.

Se remueve buscándome hasta que se abraza a mi cuerpo, soy un soldado caído ante su amor. Nadie la amará como yo lo hago y lo sé, porque esto traspasa los límites de lo real. Y quise dejarla en paz, mi mente imaginó muchas veces cómo sería su vida junto a Vitelio, sabía que él no nos dejaría en paz, solo que esos pensamiento la mostraban triste e infeliz.

—Will...

Sonrío mirándola, meto un mechón suelto de su cabello detrás de su oreja. El cansancio de los días me lleva muy lejos.

*****

Estamos jugando el jardín, Stella espera a nuestro primer hijo y Stacie salta gritando que la primavera es hermosa. El jardín está lleno de flores como si alguna manera estuviéramos floreciendo, mi muñeca y mi princesa sonríen mientras bailan. Camino lentamente hacia ellas, para unirme y de repente me paralizo, Stella ya no es ella, puedo ver el rostro de Leah.

—¿Creíste que te dejaría? —pregunta.

Ella toma a Stacie por el cuello para ahorcarla, trato de moverme pero las plantas toman vida y no me dejan moverme. Alza a nuestra hija ahogándola, ella patalea tratando de salvarse mientras lucho para correr a ella. Leah le parte el cuello y grito lleno de dolor.

—Te dije que no te compartiría con una mocosa... —se burla y de la nada saca un cuchillo—. Tampoco con este, lo voy a sacar y después solo quedaremos los dos, tú y yo para siempre.

RaméDonde viven las historias. Descúbrelo ahora