n u e v e

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—¿Alguna vez fantaseaste conmigo? —preguntó Sirius, haciéndola reír—. ¿Qué? Sólo piénsalo, comprometida con un hombre que no te satisface que tiene como hermano un dios del sexo.

La chica soltó una carcajada.

—Tienes que dejar de leer Corazón de Bruja, Black, te está haciendo daño.

—Eso no contesta mi pregunta.

Ava lo miró, pensando en su pregunta. ¿Alguna vez había fantaseado con Black? Estaba segura que no, quizá algunas veces se había fijado en él, como se había reconocido con anterioridad, el Gryffindor era bastante atractivo, eso no significaba que fantaseara con él.

—Voy a decepcionarte —sonrió la rubia.

—¡No lo puedo creer! Pensar que yo sí fantaseaba contigo —reprochó.

Ava rió.

—¿Es en serio? —soltó una carcajada—. ¿Y qué pensabas, Black? ¿Que aparecería en tu habitación, escapándome de una comida familiar, para complacerte?

Sirius sonrió.

—De hecho no, bastante cliché. Te falta imaginación, rubia.

—No soy tan perversa como crees —sonrió la Slytherin.

—Eso es porque no te has puesto a prueba. Piénsalo, estás casada con Regulus y después me conoces, ¿qué harías?

—No funciono así, Black. No bastaría con mirarte para arrojarme a tus brazos.

—¿Exigente, entonces? —se burló haciéndola rodar los ojos.

—No podría desearte sin conocerte primero.

Sirius sonrió.

—Bueno, cambiemos la historia. Estás por casarte con Regulus y me conoces, nos hacemos amigos, compartimos cosas personales y de más. ¿Qué harías, entonces?

Ava rió.

—De verdad quieres que fantasee contigo —se burló.

—Por supuesto, si yo lo hago no veo por qué tú no.

La chica soltó una carcajada haciéndolo sonreír.


—Bien, si fuera así... Quizá fantasearía contigo.

—¡Por favor, Malfoy!

Ava rió. Muchas veces se preguntaba cómo se escucharía su risa, ¿sonaría como la recordaba o como una demente?

—Cambiemos los papeles. ¿Tú fantasearías conmigo, siendo la esposa de tu hermano?

—Creí que lo había dejado bastante claro, yo sí fantaseaba contigo —masculló—. Aburrida.

La rubia lo miró divertida, se preguntó cómo la vería Black, no podía imaginarlo fantaseando con ella, no cuando ni siquiera le hablaba o la saludaba más a la fuerza que de gusto.

—¿Y cuáles eran tus fantasías? —preguntó Ava.

Sirius sonrió socarrón.

—Vaya pregunta, Malfoy —se burló y la chica puso los ojos en blanco—. No era tan obscena como crees ni tampoco desde el principio. Fue el día de Navidad, cuando anunciaron el compromiso que ya todos sabíamos y tuve que abrazarte para felicitarte, nos abrazamos por unos segundos, segundos que te deseé. No de manera morbosa —aclaró—, recuerdo estar en mi habitación con tu olor impregnado en mi abrigo y pensando en ti, en quién eras y por qué Regulus sí podía saberlo y yo no.

Ava sonrió, dejando ver una sonrisa sincera. Recordaba ese día, el momento más extraño de la velada había sido su abrazo con Sirius, sin embargo, lo recordaba con toda nitidez. El cabello enmarañado de Black, el abrigo negro que llevaba, la media sonrisa, sus ojos grises leyéndole la mente... Y, al igual que Sirius, también recordaba su olor, perfectamente, también impregnado en su ropa.

—Fue bastante extraño ese momento, ¿no crees? —habló Ava, al cabo de unos segundos.

—El mejor de la noche, me atrevo a decir.

La rubia sonrió y Sirius el devolvió la sonrisa. A Ava le gustaba su sonrisa, solía ser burlona pero había momentos, como ese, en los que Black sonreía con toda sinceridad, entrecerrando los ojos y viéndose más joven.

—Si a eso te referías con fantasear, yo también pensé en ti esa noche.

Sirius encarnó la ceja, curioso.

—Me llamabas bastante la atención —reconoció—. Y, cuando nos abrazamos, sentirte tan cerca fue...

—Diferente —completó Sirius.

Ava asintió.

—Sí, diferente. Me gustó... Tenerte cerca.

—¿Y eso no te llevó a otro tipo de pensamientos?

—Eres especialista en arruinar un momento —se quejó la rubia.

Sirius rió.

—No todo tiene que ver con eso, rubia. Es sólo que a mí sí me llevó a pensar en ti, algunas veces te observaba en los pasillos, siempre sola y con tu arrogante forma de caminar.

—No sabía que me acosabas, Black —se burló a lo que Sirius la miró mal—. ¿Y por qué nunca me hablaste?

—Miedo —admitió—. No eres la clase de chica con la que acostumbro a hablar.

—¿Te refieres a que yo sí tengo más del diez por ciento de las neuronas necesarias?

Sirius rodó los ojos.

—Algo así. Eres distinta, Malfoy, en el buen sentido.

—No sé si esa palabra tenga un buen sentido.

—Tú. Cuando digo que eres distinta no lo digo como lo piensan nuestros padres. Lo digo por mí, eres distinta al resto porque eres tú, rubia, como tú eres y como a ti te gusta ser. Eso no abunda, sabes.

Ava sonrió.

—Tú también lo eres —dijo, teniéndole la mano que Sirius entrelazó de inmediato.

La rubia cerró los ojos, sin soltar la mano de Black ni borrar la sonrisa del rostro. Casi podía decir que era feliz, había olvidado dónde se encontraba y por qué, simplemente era compartir tiempo con Sirius, conocerse, sin máscaras, sin prejuicios. Podían ser y eso le gustaba. Black le gustaba.



Muchas gracias por sus votos y comenarios<33, espero les esté gustando.

azkaban || sirius blackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora