v e i n t e

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—Pero ella también es inocente —afirmó Sirius frente a Albus Dumbledore, director de Hogwarts.

Su vida había cambiado drásticamente a partir de su fuga de Azkaban, había pasado de ser un prisionero cualquiera a ser el hombre más buscado del mundo mágico. No había un sólo lugar donde no estuviera un enorme anuncio con su rostro en él, no había persona que no supiera su nombre y lo que supuestamente había hecho, incluso se le había advertido al ministro muggle sobre su existencia y lo cuidadosos que debían ser.

—Quizá lo es —concedió Dumbledore.

—Quizá lo es —repitió Sirius, incrédulo—, ¿qué significa eso?

—Que no hay nada que yo pueda hacer para sacarla de ahí, ahora que escapaste el ministro no permitirá que algo así vuelva a ocurrir, sea inocente o no.

Sirius respiró con fuerza, frustrado. Estaba requiriendo una enorme cantidad de fuerza para no perder los estribos con el anciano.

—Lo siento, Sirius.

Dumbledore lo miraba con lástima, Black sabía que eso era porque el director sabía lo enamorado que estaba de la rubia y lo mucho que le había costado escapar sabiendo que la dejaba sola.

—¿Puede intentarlo al menos? —murmuró Sirius y el mago se encogió de hombros.

—No estoy en posición de pedir favores —suspiró—. Haré lo que pueda.

Sirius asintió en señal de agradecimiento y salió de la habitación al borde de las lágrimas.

Lloraba casi a diario a decir verdad, pensando en Ava y lo sola que debía sentirse, la había abandonado, había hecho un plan y ni una parte de éste había salido bien: Pettigrew escapó, él continuaba siendo un prófugo y Ava permanecería en Azkaban para siempre.

Se encerró en el cuarto que alguna vez le había pertenecido. Desde que había escapado y había logrado contarle la verdad a Harry, el hijo de James, vivía en la casa de sus padres, ésta también servía de cuartel general para la Orden del Fénix entonces tenía bastantes visitas; sin embargo, eso no le bastaba, continuaba sintiéndose solo y siendo un prisionero, sólo que esta vez comía bien y tenía una cama.

Pensó en Ava, ¿sabría que había escapado? Seguro que sí, probablemente lo odiaba, no tenía duda de ello, ¿por qué no lo haría? La había abandonado en Azkaban, le sorprendería que, si alguna vez volvía a verla, la mujer no lo asesinara con sus propias manos.

No entendía por qué no le había contado sus planes a Ava, seguramente ella lo habría intentado disuadir y temía darse cuenta de las fallas en su plan. O quizá lo habría apoyado, lo habría motivado a salir de ahí y encontrar la forma de sacarla. Nunca lo sabría.

Se sentía tremendamente impotente de no poder hacer nada para sacar a Malfoy de ahí, no podía hablar con nadie sin que volvieran a arrestarlo y eso en el mejor de los escenarios, bien sabía que si lo encontraban no lo pensarían dos veces antes de darle el beso del dementor. Dumbledore se había negado a cooperar y Ava no gozaba de mucha popularidad entre los miembros de la Orden del Fénix, todo gracias a su apellido. Tampoco conocía a nadie del otro bando que pudiera ayudarla, seguramente su hermano podría hacer algo al respecto pero qué podía decir que no lo hiciera quedar como el mentiroso que realmente era. En fin, estaba solo, al igual que ella.

Quería creer que en algún momento Ava saldría de ahí, que encontraría la forma de perdonarlo por ser un estúpido egoísta. Le costaba creer que había sido tan mierda, se había intentado convencer de que lo había hecho por ambos, que había escapado para ayudarla desde fuera, esto en un intento de hacerse sentir mejor pero la verdad es que sus razones habían sido puramente egoístas: había escapado para buscar a Peter Pettigrew y vengar a su mejor amigo, cosa que ni siquiera había logrado. Ahora le resultaba estúpido de sólo pensarlo. Eso era, un gigantesco estúpido.

Estaba seguro que Ava nunca lo habría abandonado ahí, a diferencia de la creencia popular, Malfoy era buena, muy buena. Era considerada con los demás, tenía sentimientos, podía querer. Y, aún sabiendo todo eso, la había abandonado.

Las lágrimas se deslizaron por sus mejillas y se permitió llorar en silencio. No sólo debía lidiar con el enorme sentimiento de culpabilidad carcomiéndolo, también la extrañaba, muchísimo. Extrañaba verla cada vez que se despertaba, extrañaba verla dormir, escuchar sobre su familia y su risa, Merlín, cómo extrañaba escucharla reír y ver los hoyuelos que se formaban en sus mejillas. Estaba perdidamente enamorado de Ava Malfoy y la había perdido.

Se quedó dormido al cabo de un rato, aún con el rostro hinchado y pensando en Ava, ¿qué estaría haciendo? Seguramente se encontraba sola, tampoco dormiría mucho y comería aún menos, lo estaría odiando y maldiciendo y con toda la razón.

Merlín, se odiaba tanto a sí mismo.




Muchas gracias por sus votos y comentarios<33, me encanta leerlos.

azkaban || sirius blackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora