azkaban || sirius black

t r e i n t a y s i e t e

Ava sintió a Sirius tensarse al ver cómo Hagrid llegaba a la escena con el cuerpo de Harry en sus brazos, un escalofrío la recorrió al darse cuenta de la realidad: habían perdido. Lord Voldemort había ganado y, por ende, su hermano también había ganado. En cuanto sus miradas se cruzaron y vio a Lucius esbozar una ligera sonrisa sintió la necesidad de salir huyendo. Sin embargo, se quedó justo donde estaba sin bajarle la mirada a su hermano. Quizá hubieran perdido la guerra, pero de una forma u otra se desharía de su hermano.

La rubia miró a su sobrino con tristeza cuando pasó al frente, uniéndose a los mortífagos. No lo culpaba en absoluto, ella también estaba aterrada.

La guerra de miradas con su hermano aún continuaba mientras uno de los alumnos de Hogwarts daba una especie de discurso, a la rubia no le importaba nada de eso, necesitaba encontrar la manera de llegar hasta Lucius y sacarlo de su vida de una buena vez.

Sonrió de oreja a oreja al escuchar un golpe sordo: Harry Potter estaba vivo.

El rostro de su hermano se transformó, dejando ver el miedo que en realidad sentía. Lo vio alejarse junto con su familia y decidió que esa vez no lo dejaría escapar.

Apareció frente a los Malfoy cortándoles el paso y haciéndolos retroceder unos centímetros.

—Hola, Lucius —saludó con una leve sonrisa.

—Ava... —comenzó Narcissa y la rubia le lanzó una fría mirada.

—No intentes defenderlo —la cortó.

La verdad es que no tenía nada qué decirle a su hermano, no se andaría con el típico discurso que daban todos, dando una larguísima explicación de por qué hacían lo que hacían. Lucius Malfoy sabía de sobra el por qué Ava estaba ahí, también sabía por qué lo hacía, no necesitaba explicarle nada en lo absoluto; tampoco a su familia, ellos también lo sabían, estarían mucho mejor sin él.

—¿Vas a matarme? ¿A mí que soy tu hermano?

—No intentes conmoverme —rodó los ojos la rubia, desarmándolo con facilidad.

—Eso no te haría diferente a mí —dijo Lucius, retrocediendo aún más mientras Ava lo apuntaba con la varita.

La rubia sonrió a medias.

—No vine a probarle nada a nadie —y dicho esto agitó la varita, haciendo que un haz de luz impactara a su hermano directamente en el pecho, haciéndolo caer de espaldas.

Ignoró las miradas de Draco y Narcissa y se acercó a su, ya muerto, hermano. De pronto se sintió ligera, como si se hubiera quitado un peso de encima. Todas esas torturas que había pasado, los años en Azkaban, las humillaciones, los maltratos... todo había terminado.

Observó a Lucius unos segundos, aún tenía los ojos abiertos y Ava se dio cuenta de lo mucho que había envejecido en los últimos meses, estaba mucho más pálido de lo que solía ser y su tez se había vuelto grisácea.

Se abstuvo de sonreír frente a la familia de Lucius, sabía lo descarado que era regocijarse de su muerte.

Respiró con fuerza y cerró los ojos, sabiendo que Lucius, donde quiera que estuviera, podía observarla y escucharla.

—Seguro que papá será suficiente castigo para ti —murmuró.

Se puso de pie y les dirigió una inclinación de cabeza a Narcissa y a Draco, quienes aún continuaban en shock, apenas la miraron.

En cuanto se dirigió al castillo, no pudo evitar sonreír. Lucius, finalmente, se había ido y lo había hecho como un cobarde, cosa que la hizo aún más feliz.