Ava se despertó al cabo de varias horas y ahogó un grito al ver que Sirius no estaba ahí, ¿dónde estaba? ¿Qué le había ocurrido? ¿Le habrían dado el beso del dementor? Cientos de preguntas comenzaron a arremolinarse en su cabeza mientras las lágrimas escurrían por sus mejillas. Era su culpa, todo lo que estaba ocurriendo había sido por quedarse dormida.
¡Merlín! Nunca dormía y la única vez que había decidido descansar Sirius había desaparecido.
—¿Sirius? —se atrevió a preguntar aunque no hubo respuesta— ¡Sirius!
Gritó entre lágrimas, sintiendo cómo le apretaban el corazón y se le formaba un nudo en la garganta impidiéndole soltar los alaridos que hubiera deseado, simplemente se hizo un ovillo sin dejar de llorar.
—¡¿Qué le hicieron?! —bramó, dejando ver la locura en su voz— ¡¿Por qué se lo llevaron?!
Duró un rato más llorando entre gritos, poniéndose de pie e intentando asomarse al final del corredor por si veía algún rastro de su compañero de celda. ¿Lo habrían matado? ¿Sirius Black estaría muerto? Soltó un sollozo de sólo pensarlo, Sirius no podía estar muerto, claro que no. Quizá sólo lo habían llevado a un interrogatorio o lo habían cambiado de celda, sí, eso debía ser. Sirius habría intentado hablar con el Ministro y éste estaba decidiendo si liberarlo o no, claro, eso tenía que ser.
Pero Sirius no volvió ese día, tampoco al siguiente. Había desaparecido, no había un sólo rastro de él y no podía preguntárselo a nadie. Se encontraba sola en ese pasillo, Sirius y ella habían llegado a la conclusión que ese pasillo era para los mortífagos más peligrosos, siendo ellos perfectos para estar en esa zona.
Ava la pasaba llorando, había comido poco y dormido nada. Apenas cerraba los ojos comenzaban a aparecer las imágenes de Sirius sonriendo frente a ella, diciéndole que la quería, acariciando sus manos. Black se había ido y lo más doloroso de todo eso es que ni siquiera tenía idea de qué podía haberle ocurrido, ¿por qué repentinamente habían decidido matarlo? Habían pasado doce años, doce años desde el supuesto asesinato de Pettigrew y de los muggles, ¿qué importaba ahora? ¿Por qué de pronto Sirius era tan importante? No lo entendía.
La cordura que logró mantener a lo largo de esos años se había esfumado, se sentía cada vez más fuera de sí, con los pensamientos arremolinándose en su cabeza, muchas veces murmurando palabras inteligibles. Sí, finalmente se había perdido.
Algunas veces tenía momentos de lucidez, donde recordaba su época en Hogwarts o a sus padres, pero eran recuerdos, recuerdos que ya ni siquiera sabía si eran reales o los había fabricado como consuelo. Quizá lo único real que tenía era Sirius, su amigo, su confidente. Él había estado ahí, de eso estaba segura, la había cuidado, escuchado, querido. Sirius Black era el único pensamiento real que tenía y se lo habían arrebatado.
• • •
Al cabo de lo que supuso fueron semanas o meses, le asignaron nuevos compañeros de celda. Frente a ella tenía a Bellatrix Lestrange, la famosa mortífaga que había enviado a los Longbottom a San Mungo después de torturarlos por horas, volviéndolos completamente inestables mentalmente.
—Ava Malfoy, qué sorpresa —dijo la mujer al verla sentada frente a ella.
La rubia rodó los ojos. Si algo no le interesaba era lo que Bellatrix pudiera decirle.
Bellatrix Lestrange había estado loca desde el momento en el que su madre la dio a luz, era cruel y arrogante, incluso sanguinaria. Ava siempre la había evitado, al ser sus familias de sangre pura había llegado a verla en cenas familiares, sin embargo, siempre se mantuvo lo más alejada que podía. Era prima de Sirius también.
—Debiste pedirle su consejo a mi primo, mira que dejarnos aquí...
Ava la miró con el ceño fruncido, ¿consejo? ¿Dejarlas? ¿De qué estaba hablando?
Bellatrix rió con ganas aunque parecía algo más como un aullido.
—¿No lo sabes? —se burló la mortífaga.
—¿Saber qué?
La mujer volvió a reír, enseñando los amarillentos dientes.
—Sirius escapó, rubia —rió—. Ha sido el único que lo ha logrado, me sorprende que no haya compartido el secreto con su novia —se mofó.
Ava sintió cómo la sangre comenzaba a hervirle, ¡por eso le había dicho que la quería! ¡Por eso le había acariciado la mano hasta que se quedó dormida! ¡Sólo quería escaparse y no llevarla con él!
—¿Ya no lo extrañas tanto, verdad? —se burló Bellatrix.
La rubia le lanzó una mirada cargada de odio, tenía los ojos rojos y repletos de lágrimas. Odiaba a Sirius Black, lo odiaba incluso más que a su hermano, le había mentido a la cara durante doce años, haciéndola pensar que la quería, que era especial para él. Sirius Black era un maldito mentiroso.
—¿Cómo escapó? —preguntó con voz temblorosa, dejando ver el odio en ella.
—Nadie lo sabe, cuando vi que seríamos compañeras esperaba que tú tuvieras el secreto. Veo que estás tan jodida como el resto de nosotros.
Ava asintió, apretando los dientes y agarrando los barrotes con fuerza.
—Ya tendrás tiempo de vengarte, rubia, no estaremos mucho más aquí.
La mujer la miró encarnando la ceja.
—El Señor Tenebroso... vendrá por nosotros, ya lo verás.—Por ustedes —corrigió Ava.
—Por nosotras, rubia. Te llevaré conmigo —sonrió Bellatrix—, sólo por ver la cara de mi primo cuando te vea —rió.
Ava asintió. No confiaba en Bellatrix, para nada, pero si podía sacarla de ahí entonces serían mejores amigas a partir de ese momento. La necesitaba, por más que odiara admitirlo y la mortífaga no parecía odiarla, aunque no podía saberlo con certeza, era voluble hasta lo insoportable. Sin embargo, toleraría todo, cualquier cosa, con tal de ser ella quien acabara con Sirius Black.
Muchas gracias por sus votos y comentarios<33, espero les guste.
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azkaban || sirius black
FanficNo pensaban que volverían a verse... mucho menos en Azkaban.