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—¿Cuánto llevas aquí? —preguntó Sirius.

La chica rió sin ganas.

—No lo sé. Semanas, creo, aunque podrían ser días.

—Me parece que yo igual.

Ava frunció el ceño.

—¿Te cambiaron de celda?

—Molestaba demasiado a los otros prisioneros —respondió Sirius encogiéndose de hombros.

—Cuándo cambiarás —se quejó.

Sirius sonrió, mostrando los sucios dientes.

—No veo por qué hacerlo.

Ava asintió y se quedaron en silencio, ambos abstraídos en sus pensamientos, en su sed de venganza. Casi agradeció que Sirius estuviera ahí, de menos tenía compañía. Era cierto que Black nunca había sido de su agrado, ni cuando estaban en Hogwarts ni ahora que eran vecinos de celda; pero su presencia la reconfortaba, como una especie de ancla recordándole que había algo fuera de ahí, que tenía un pasado y, si las cosas mejoraban, quizá un futuro. Aún así, Sirius jamás hubiera sido su primera opción para compartir estancia en Azkaban, ni siquiera lo hubiera considerado.

—¿Y bien? ¿Planeas decirme cómo acabaste aquí?

La chica hizo una mueca.

—Me traicionaron. ¿Qué hay de ti?

—Lo mismo.

Se quedaron en silencio, de nuevo, Ava no estaba segura de cómo romperlo. Sirius no era su amigo, nunca lo había sido y nunca lo sería; sin embargo, tenía esa constante necesidad de hablar, lo que fuera, pero hablar.

—¿Quién? —acabó por preguntar Sirius.

—Mi hermano —respondió, apretando los dientes.

El odio volvió invadirla, sintiendo cómo se le hacía un nudo en la garganta y el corazón comenzaba a latirle con fuerza. Se preguntó cuánto tiempo tendría que pasar para superar a su hermano y lo que había hecho, sabiendo que ni con el pasar de los años olvidaría su traición.

—¿Qué hay de ti?

Sirius no respondió, mantuvo la cabeza gacha.

—Por favor, Black, no podría contárselo a alguien ni aunque quisiera.

—Ya lo sé —respiró con fuerza—. Peter.

La chica frunció el ceño, ¿Peter? ¿Quién era Peter?

—Por tu expresión puedo ver que no sabes de quién hablo —sonrió a medias—. Pettigrew. Éramos James, Remus, Peter y yo.

Ava asintió, había recordado quién era Peter, nunca pensó que alguien como él pudiera traicionarlos, mucho menos a Sirius, parecía copiar cada gesto que hacía. Lo que Peter sentía por él y James... Era una admiración ciega, casi podía decir que estaba enamorado de ambos. Además, no se veía lo bastante inteligente como para planear una traición; no era más que la sombra de Los Merodeadores, ni siquiera podía recordar bien su rostro, así de irrelevante era Peter.

—¿En serio? —preguntó incrédula.

—Puse la misma cara que tú —masculló Sirius—. Era ridículo de sólo pensarlo, Peter Pettigrew, el traidor que vendió a sus amigos. Ni siquiera podía pasar Encantamientos.

Ava sonrió levemente.

—Y qué lo digas.

—Tu hermano... —habló Sirius—. ¿Qué hizo?

La rubia bajó la vista, deseando que su cuerpo no la traicionara y se soltara a llorar.

—Dijo que yo lo tenía bajo la maldición imperius —musitó con voz queda—, que fui yo quien lo obligó a unirse al Señor Tenebroso.

—¿Y lo hiciste?

Ava lo miró ofendida, deseando aventarle lo que hubiera en la celda, ya que no podía arrojarse sobre él, pero tampoco había nada en la celda. Simplemente se volteó y dio por terminada la conversación y cualquier 'amistad' que pudo haber tenido con Black.

azkaban || sirius blackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora