v e i n t i d ó s

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Ava se talló los hombros con fuerza mientras el agua hirviendo le caía por el cuerpo, dejándolo rojo por la temperatura. Poco le importaba que el agua comenzara a quemarla, apenas podía sentirlo, apenas podía sentir algo en realidad. Desde que había escapado de Azkaban su vida era aún más lúgubre y triste de lo que había sido antes.

Se hospedaba en un pequeño apartamento en un barrio muggle, no salía mucho a la calle ni tampoco tenía contacto con nadie. Pasaba el día refugiada en libros que conseguía en un local frente a su apartamento, resultó que la literatura muggle era bastante buena y mucho más entretenida que cualquier libro mágico que hubiera leído antes. Pero algunas veces ninguna de las Brontë o Wilde lograba consolarla y se soltaba a llorar hecha un ovillo, pensando en lo carente de sentido que era su vida: no tenía a nadie, no podía trabajar, tampoco salir a la calle; a los ojos de todos no era más que una prófuga, una servidora del Señor Tenebroso que había traicionado al mundo mágico. ¿Qué sentido había tenido salir de Azkaban? En ese momento parecía que ninguno.

Lo que más le dolía era que todos sus planes se habían ido en el momento en que Sirius Black decidió abandonarla. Desde que había comenzado su "relación" con Black todo había girado en torno a él, no se había detenido a pensar qué ocurriría si no escapaban juntos, ni siquiera creía posible que eso pudiera ocurrir, Sirius y ella eran un equipo, al menos en su cabeza.

Odiaba a Sirius Black, muchísimo, sólo podía pensar en entregarlo a Azkaban de nuevo, que los dementores le dieran el beso de una buena vez. Y, aún con todo el odio que sentía por él, no podía atreverse a entregarlo. Lo que más odiaba de Sirius Black era no poder odiarlo en lo absoluto.

• • •

—No deberías salir —dijo Remus en cuanto vio a Sirius entrar a Grimmauld Place, haciéndolo sobresaltarse.

—¡Merlín, Remus! —se quejó Black, intentando recuperar la compostura.

Sirius suspiró con fuerza y se encaminó a la cocina, decidido a ignorar a su amigo. No quería verlo, tampoco hablar con él ni tener que dar una explicación sobre lo que hacía.

—No quiero escucharlo —masculló Sirius cuando escuchó los pasos de Lupin.

—Podría escucharte yo —sugirió Remus con su habitual calma, tomando asiento junto a Sirius.

Black suspiró, dudando entre contarle a Lupin o no. Remus era el único amigo que le quedaba y probablemente una de las pocas personas que confiaban en él, le debía la misma confianza que éste depositaba en él.

—Estoy buscando a alguien.

Remus encarnó la ceja, aún sin decir nada, esperando que Sirius le diera más información.

—Ava —murmuró, sintiendo cómo se le hacía un nudo en la garganta al decir su nombre en voz alta.

—¿Malfoy? —preguntó Remus frunciendo el ceño—, ¿la hermana de Lucius?

—¿Qué otra conoces? —masculló Sirius, dejando ver lo molesto que estaba.

—¿Puedo preguntar por qué?

Sirius tragó con fuerza, esperando desaparecer el nudo que se le formaba en la garganta.

—En Azkaban tuvimos una especie de... relación, digamos —murmuró, sin saber cómo explicar lo que había ocurrido con la rubia—. Su celda estaba frente a la mía y conversábamos, creo que es la única persona que ha visto todo de mí y no le asustó, todo lo contrario, me veía... simplemente me veía, no sé cómo explicarlo, le gustaba conocerme. —Hizo una pausa— Y eso no me impidió dejarla ahí, Remus —dijo en voz baja, sintiendo las lágrimas bajarle por las mejillas—, la dejé como si no significara nada para mí, todo por vengarme de Pettigrew, cosa que tampoco pude hacer.

Remus le dio un leve apretón en el hombro, mostrándole su acostumbrada sonrisa tranquilizadora.

—¿Sabes algo sobre ella? —preguntó Sirius, dejando ver la desesperación en su voz.

Lupin negó.

—Si te soy sincero, no creo que tarde en aparecer —murmuró Remus.




Perdón, perdón, perdón por no haber actualizado :( este semestre tuve muchísima tarea. La siguiente semana salgo de vacaciones y podré subir más seguido, está cortito el capítulo, espero les guste<33.

azkaban || sirius blackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora