t r e i n t a y c u a t r o

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—¿Crees que nuestros padres puedan vernos? —preguntó Sirius.

Ava soltó una carcajada.

—Espero que no, después de lo que acaba de pasar... —Black rió.

—No me refiero a eso, sólo piénsalo... ¿Estarán felices de poder unir los apellidos?

La rubia se encogió de hombros.

—Quizá, aunque no puedo asegurar que mi padre no está escandalizado de verme contigo.

Sirius rió.

—Vamos, quizá no fuera su persona favorita pero tampoco estoy tan mal.

—Mi padre sabía sobre tus pósters, Black —se burló la mujer—, además tu fama te precede.

El hombre rodó los ojos, haciéndola sonreír.

—Mucho de lo que se decía no era verdad —se quejó—, algunas cosas las inventaban.

—¿Y por qué las habrán inventado, Black? —se mofó la rubia—. Puras chicas a las que les prometías cielo y tierra.

Sirius se encogió de hombros.

—Aunque no lo creas yo no les prometí nada.

—No sé si eso es mejor o peor —sonrió la rubia.

El hombre la abrazó con fuerza por la cintura, disfrutando del contacto de la piel desnuda de Ava. Era muy delgada, parecía que después de Azkaban apenas había subido de peso, podía notar los huesos de su pelvis y tenía las clavículas muy marcadas, tal y como él, supuso que la prisión los dejaba marcados. De cualquier manera, le fascinaba Ava, apenas había podido dejar de observarla, sus delgadas manos recorriéndole el brazo, sus labios hinchados, sus ojos brillantes, la sonrisa ladina. Sabía que Malfoy era mucho más de lo que aparentaba, no le cabía duda que podía tenerlo comiendo de su mano en el momento que quisiera, ya lo hacía.

—¿En qué piensas? —preguntó la rubia, medio incorporándose para poder mirarlo.

—Te estaba observando —sonrió Sirius.

—¿Y? ¿Qué descubriste?

—Poco —murmuró—, es difícil leerte.

La rubia sonrió ligeramente.

—Siempre he sido honesta contigo —reconoció—, después de lo que vivimos... Dudo que pueda mentirte de alguna manera.

Black asintió, acariciándole el cabello.

—Me gustas así —murmuró, recorriéndole el cuerpo con la mirada.

Ava rió.

—¿Qué tanto? —susurró, acercándose a la oreja de Sirius y provocándole un escalofrío.

—Mucho.

Los labios de Black se unieron con los de Ava mientras la abrazaba contra él. La mujer parecía saber lo que hacía, besándolo con lentitud mientras acomodaba su cuerpo sobre el suyo. La escuchó soltar un suspiro cuando sus manos viajaron por su espalda mientras continuaba besándola.

—Podría quedarme aquí para siempre —murmuró Sirius contra sus labios.

—Supongo que tenemos suerte de no poder salir —sonrió la rubia, volviendo a besarlo.

• • •

Los siguientes días transcurrieron con lentitud, no habían recibido noticia alguna del mundo exterior y no podían arriesgarse a salir. Bien sabían que Ava era el objetivo de su hermano, al igual que Sirius de Bellatrix, quien quería terminar lo que había empezado. Sin embargo, la habían pasado bastante bien, conversaban por horas y cuando no lo hacían se acostaban. Eran como unas vacaciones.

Aunque intentara ocultarlo, Sirius estaba preocupado por Harry, quería ayudarlo de alguna manera pero no tenía ni idea de por dónde empezar o qué hacer. Sí, sabía que su ahijado era más que capaz de ganar esa guerra, eso no le impedía temer por él, quería que estuviera a salvo, que pudiera llevar una vida tranquila sin que el mundo estuviera en sus manos. No había tenido noticias de él desde la boda de Bill y Fleur y no podía arriesgarse a buscarlo por miedo a que lo siguieran. Sabía que estaba bien, si lo hubieran atrapado ya estaría publicado en todos los periódicos, además de que el mundo cambiaría de golpe en ese momento, mucho más de lo que ya había cambiado.

En cuanto a Ava... le gustaba estar con ella, lo hacía feliz. Disfrutaba de su compañía y esperaba que ella sintiera lo mismo, poco a poco la había notado más confiada con él y eso lo emocionaba. Quería que lo hiciera, confiar en él, que le diera la oportunidad que tanto esperaba y probarle que no volvería a defraudarla de ninguna manera, que estaba con ella y quería seguir estándolo.

La observó preparando la cena, llevaba el cabello atado en un moño mal hecho y una playera que le llevaba a medio muslo. Lucía increíble, natural y segura de sí misma.

Otra cosa que había descubierto sobre ella es que cocinaba como los mismos dioses cuando se lo proponía, quizá mejor. Había intentado enseñarlo pero al cabo de unas horas concluyeron que no tenía madera de chef en lo absoluto.

En fin, eran días "tranquilos", alejados de la realidad, se encontraban en una burbuja que, según él, merecían, al menos por un rato.




Penúltimo capítulo :), muchas gracias por leer, votar y comentar<33.

azkaban || sirius blackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora