Ava sonrió levemente al ver a Sirius aún dormido junto a ella, tenía la boca entreabierta y había entrelazado su mano con la suya.
—No puedo dormir si me estás viendo —se quejó Sirius al cabo de unos segundos.
—Ese era el plan, ¿o acaso planeas que me haga de desayunar sola? —se burló, haciéndolo sonreír.
—De haber sabido que tenía que cocinar me hubiera quedado en casa —masculló, incorporándose.
La rubia sonrió, guiándolo a la cocina.
—Tienes comida para hibernar al menos dos años —se burló Sirius, haciéndola rodar los ojos.
—Gracias a eso tendremos qué comer mientras estemos aquí. De nada.
El hombre le dedicó una sonrisa antes de comenzar a sacar ingredientes de la alacena.
—Nunca pensé decir esto pero qué falta me hace Kreacher en este momento —se lamentó.
—Seguro estará feliz sin verte por un buen tiempo —sonrió la rubia burlona, haciéndolo rodar los ojos.
Observó a Black con detenimiento mientras luchaba contra una de las gavetas que, evidentemente, no se abría así; la rubia lo ayudó con un movimiento de varita haciéndolo murmurar un "gracias". Notó las canas que comenzaban a asomarse en la cabellera del pelinegro, sus manos eran mucho más delgadas que antes y podían notarse sus venas. Sabía que no eran viejos, todo lo contrario, pero Azkaban y la guerra hacían que cada año que pasaba se sintieran como diez. Toda su generación lucía bastante desmejorada, incluso comenzaban a tener arrugas y una que otra mancha en la piel. No podía negar que eso la asustaba, el hacerse vieja le producía mucho más terror que cualquier mortífago; y no era la vejez en sí, era el hecho de haber perdido catorce años de su vida en los cuales pudo haber conocido a alguien, formado una familia, conseguido un trabajo... Sabía que, si se lo proponía, podía hacerlo pero en ese momento, con la guerra en puerta y el que se supiera que provenía de una familia de mortífagos, ¿quién querría acercarse a ella?
—Me daré una ducha rápida —anunció la rubia, saliendo de su ensimismamiento.
Odiaba el agua fría pero en ese momento la necesitaba, el volver a involucrar a Sirius en su vida le había dejado un revoltijo en la mente que apenas podía aplacar, el rostro del hombre no paraba de aparecer y estaba segura que entre más pasara el tiempo más difícil sería alejarlo y, aunque pudiera hacerlo, ¿sería capaz? Estaba más que consciente de lo mal que la había tratado Sirius y de lo egoísta que era, que probablemente después de tantos años tomaría la misma decisión y sin embargo... Merlín, debía dejar de pensarlo, ni siquiera estaba segura de lo que quisiera él y su cabeza ya había maquilado más de cien futuros posibles.
• • •
Sirius observó el sartén con cierta vergüenza, no recordaba un sólo día donde hubiera cocinado él. Se sentía ridículo de sólo pensarlo, el que nunca en lo que llevaba de vida se hubiera preocupado por cocinar ni saber lo básico, apenas había conseguido encender la estufa y después de intentarlo varias veces, casi podía decir que había tardado más en eso que en hacer el desayuno.
Se paseó por el apartamento de la rubia mientras esperaba, la mujer tenía un gusto espectacular. La sala era blanca con algunos cuadros en blanco y negro adornándola, los cuadros eran de fotografías muggles, ya que éstas no se movían pero, según Sirius, no necesitaban hacerlo para poder apreciarlas. Los colores, los detalles, todo era perfecto.
—Es una fotografía de la Segunda Guerra Mundial —aclaró la rubia detrás de él—. Solamente existe esa copia —comentó, sonriendo orgullosa.
Se quedaron observando la pintura unos segundos, uno junto al otro, con los hombros rozándose.
—¿Qué haremos ahora? —se atrevió a preguntar Sirius, aún mirando al frente.
—Supongo que esperar a que se comuniquen con nosotros, alguien ya estará creando un plan...
—No hablo de eso —la cortó Sirius—, me refiero a nosotros.
Miró a la rubia, quien aún mantenía la vista en el cuadro.
—¿Qué quieres hacer? —cedió finalmente Ava.
—No, Ava, no dejaré que lo pongas en mí porque bien sabes qué quiero.
—No, no sé —respondió la Slytherin, mirándolo finalmente—. Hablas mucho, Black, y dices muy poco. Yo también quiero y merezco saber dónde estoy parada.
—Estás donde quieres estar, rubia...
—¿Crees que esto es dónde quiero estar? —interrumpió, dejando ver el enojo en su voz—. Por Merlín, Sirius, mantenemos una especie de "relación" donde somos sin serlo, y siempre cometo el mismo error de esperar más de lo que das.
—¿Y qué quieres que haga, eh? Si esperas que me convierta en algo que no soy y...
Ava rió sin ganas.
—Yo no espero que te conviertas en nada, Black, sé que eres un egoísta sin remedio y lo serás siempre. Sólo quiero que deje de ser esporádico o me quieres siempre o no me quieres nunca.
Sirius suspiró.
—Te amo siempre, rubia.
¡Hola! Sé que me tardé demasiado en actualizar :( he tenido demasiada tarea, pero bueno aquí tienen el capítulo<33; algo corto, espero les guste.
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azkaban || sirius black
Hayran KurguNo pensaban que volverían a verse... mucho menos en Azkaban.