III

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Emily Lestrange

Ha pasado una semana desde que llegue a este pueblo, Leigh no es muy de mi agrado, pero Kaia, ella es mi incondicional. Hemos salido a conocer Willson juntas como excusa para juntarnos todo el tiempo.

Ella es tan dulce y amable que es imposible creer que no tenga amigas, juzgando a las chicas de acá es entendible igualmente. La única que hablo conmigo fue Kaia y bueno Leigh, pero ya sabemos como me fue con ella.

Quedaron nuestras madres en que yo pasaba por su casa para que vayan conmigo al instituto ya que han reportado "suicidios", mama y yo no creemos que lo sean, creemos que hay un asesino detrás de estos. Ya sea por la forma en que han aparecido los cadaveres incluso los motivos sin resolver para llegar a esto.

Llego a la puerta de los Stein y Kaia la abre.

-Hola Emi- me hace pasar a su casa.

-Hola Kai.

-Ven pasa, estamos desayunando.

-Oh tranquila, ya desayune con mi madre en casa- respondí amablemente ante su propuesta.

Pasé y me senté en un lugar vacío junto a Frey, el termina de comer su ultimo pedazo de panqueque y vuelve a servirse.

-Buenos días- saluda un hombre distinto, sus rasgos no son para nada parecidos a los de Heist, Kaia y Frey.

-Buenos días- saludo a el señor mientras juego con mis dedos por debajo de la mesa.

-Emily, corazón el es mi otro esposo- hace una pequeña pausa tragando una cereza- El es Valter.

-Mucho gusto, Emily Lestrange.

Mas tarde, en el colegio, estabamos en el receso luego de tres largas horas de matemáticas.

Perdí de vista a Kaia y pasé pasillo por pasillo buscándola con el objetivo de encontrarla donde sea que este.

Mi cabeza solo pensaba en una cosa, seria muy dificil sobrevivír en este colegio en esta ciudad. Las voces chillonas de las amigas de Leigh zumbaban en mis oidos de manera irritante.

Solo me quería alejar de ellas, las luciernagas.

Pero estas estaban apagadas, no les brillaba nada.

Como mucho las liendres.

Mis pasos se aceleraron mas y mas a tal nivel que me llevé puesta la puerta de un casillero, los estudiantes a mi al rededor se burlaron rotundamente mientras seguía en el piso. Una mano mágica se extendió sosteniendo la mía para ayudarme, levanté la mirada y lo ví a él.

Está enojado?

Me paré y salí corriendo detras de el, al ser tan rapido me costó mucho mas alcanzarlo. Mi respiracion se volvía mas acelerada y pesada por cada paso que daba. Las botas que llevaba puesta eran inútiles, lo único que lograba era que se hundieran cada vez más. 

Finalmente se frenó en una cabaña muy linda a decir verdad, era de madera de dos pisos.

Frey me hizo correr hasta el bosque Sweetblood, de pronto, el se dió vuelta y me miró fijamente mientras intentaba relajar la respiracion.

-Que te ha traido tan lejos?- pregunté haciendo el intento de enfocarme en mi respiracion.

Me miró a los ojos y desvió su mirada

My strange addiction - Frey SteinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora