XIX

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Emily Lestrange

-Lestrange, ven- su palma choca dos veces en la cama, me acerco y lo abrazo, esos cálidos brazos que tanto amo. –Vamos a dormir, que es tarde- deja un beso húmedo en mi frente y se va a su habitación. Padme lo llevo al segundo día a una habitación de huéspedes, porque decía que iba a poder tener su espacio personal.

No entendiò la indirecta el alemano

Tom se recuesta a mi lado panza arriba debajo de mi brazo.

MEDIA NOCHE

Escuchè pasos cercanos, por instinto saquè al gato y lo escondì dentro del placar, en mi mano derecha sostengo ¿un cepillo?

Acomodè un oso gigante dentro de la cama junto a una almohada, la puerta se abriò y entrò alguien encapuchado, de un tiron desarmò la cama, por detrás suyo le dì con la punta

Lo se no había algo más peligroso que eso

Al darse vuelta tratè de salir corriendo, me agarrò de la cintura y me levanta, de la adrenalina del momento comencé a tirar patadas para todos lados.

Me tirò contra la cama y me agarrò del cuello.

-¡FREY!- gritè con mis últimas fuerzas, mi cuerpo se debilitaba poco a poco.

-FREY- volvì a gritar, pero más agudo.

Un golpe en seco sonò en la habitación, con su mano sacò del bolsillo trasero el arma. Un poco de sangre cayò de mi frente, al tratar de tomar aire con normalidad me apuntò con el arma.

-Si vuelves a hablar presionaré este magnífico gatillo- sé que es mi fin.

De la muerte nadie escapa, tarde o temprano nuestro corazón deja de latir.

-FREY- gritè ya con más aire en los pulmones, apuntò hacia mi pierna en un rápido movimiento y presionò el gatillo.

-AHHHHHHHHHH- emití un fuerte y penetrante grito, sangre saliò a montones. El dolor es inmenso, no se lo deseo a nadie.

Un pedazo de vidrio traspasò con facilidad por su cuello, Padme asustada vino corriendo y sacò una camisa vieja de el armario, su cara se paralizò por completo.

Tomò una camisa vieja y a eta le cortò un manga, haciendo presión la amarrò a la herida para que no me desangre, corrìmos hacia la habitación de Stein, lo movì para todos lados, no respondiò.

Pasos se escucharon, le tapè la boca y lo tironeò Padme hacia el baño, una voz espeluznante se venìa acercando.

-Juguemos un rato pequeña Emily.

Revisò desde el armario hasta debajo de la cama, Frey sacò una navaja de su bolsillo, al verla tan deslumbrante retrocedì junto a Padme y me tapò la boca para no emitir ningún grito, siquiera el más mínimo.

Padme abriò el cajón de la cómoda y encontrò un cuchillo y una botella de tequìla.

Frey abriò la puerta y le enterrò la navaja en el estómago repetitivamente, sacò la navaja y la guardò en el bolsillo del pantalòn, diò media vuelta y nos mirò un poco preocupado, o eso aparenta.

Salìmos del baño, nos sentamos los tres en la cama y un silencio abrumador se sintiò.

En el marco de la puerta apareciò otro más, este se nos quedò mirando mientras jugueteaba con sus dedos.

-Princesitas y principes, se les comunica que van a llegar vírgenes a treinta metros bajo tierra- exclamò el enmascarado, acercándose a mí.

Padme se levantò de golpe y lanzò una patada directo a la boca del estómago, como pude me parè de la ayuda de la mesa de noche y lancè un golpe brusco dándole justo con los nudillos y los anillos.

My strange addiction - Frey SteinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora