XXXII

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Emily Lestrange

Me hubiese gustado despertar tranquila, en paz, pero la verdad es que me despertó el grito agudo de Leigh.

Me encuentro encadenada a una pared como si fuera una ladrona, una prisionera, una esclava mas.

Fleur y Leigh se encuentran encerradas en la misma habitacion.

Fleur está inconsciente aún.

Leigh volteó a verme, se mueve frenéticamente tratando de aflojar la cadena, es totalmente estúpido lo que hace. Es una cadena despues de todo.

-Emily- me llamó, no respondí- Emily- volvió a llamarme pero hablando mas fuerte, tampoco le respondí- EMILY TE ESTOY HABLANDO- volvió a hacerlo pero esta vez gritandome, menos le respondí- No piensas responderme?

-No le hablo a las mojigatas basuras- me miró buscando respuestas y yo tambien las esperaba.

-No me llames asi.

-Y cómo quieres que te llame? ¿Mi amiga?- desvió su mirada al piso- ¿Quién carajos te crees que eres?- la miré en los ojos defraudada, quise tratar de confiar en ella- Te crees que podes usar asi nomas a las persona y luego dejarlas tiradas?-  sollozó un poco y me miró atenta- No se hace eso Leigh, no creía que ibas a ser asi de mala.

-Te crees que es asi de facil?

-¿Qué le hiciste a Heist?- me miró sorprendida.

-Nad- la interrumpí 

-No me digas que nada porque eso no te lo crees ni tú- si no estuviera encadenada la mataría.

-No es tu asunto, hay cosas en las que no tenes que meterte Emma- Emma, nadie me llama asi hace tiempo.

-Ah si?. Entonces dime como es que sabes mi nombre real, ¿Quién te lo dijo Leigh?

-No te importa.

-BASTA DE DECIR ESO- escuche un quejido, al darme v uelta la ví a la rubia moverse un poco, fue lentamente abriendo los ojos hasta encontrarse con nosotras dos. Su impulso fue querer mover las muñecas para deshacerse de las esposas- Fleur, ¿Está todo bien- Me miró sorprendida por la manera en que la llamé.

-No Emily, nada está bien- el sonido de la puerta hiso eco en toda la habitacion.

El chico entró en esta con una pequeña navaja en el bolsillo.

-Reinna- hiso una reverencia ante Fleur o Mila- Emily- me miró y tocó mi cabello- Leigh, nos volvimos a encontrar- le roso el rostro con el dedo y Leigh se movió con la intención de que se aleje- No has cambiado nada desde la muerte de tu madre.

-Púdrete monstruo- espetó la pelinegra enojada.

-Oh Leigh, tendrás que aprender tarde o temprano que estando aca no te servirá de nada hablarme asi.

-No me cambias en nada Heiner.

Heiner.

Este es el que ha asesinado a la madre de Leigh.

-Tu no hablarás?- preguntó rodeandome con pasos lentos.

-No tengo nada que hablar contigo- respondí con frialdad.

-Otra más que tendrá que aprender con Leigh- dí vuelta la cara al ver su inten to de tocarme la mejilla y con su dedo la acarició y hiso un recorrido en la mandíbula, me dió un cosquilleo y moví la cabeza bruscamente para que lo saque.

-Bien, solo les voy a decir que es hora de comer- detras de el aparecieron una especie de disípulos encapuchados sin dejar ver nada de su cara.

Nos sacaron las cadenas y nos tomaron de las manos forcejando para que caminemos escaleras abajo hasta el comedor, viendo bien, es una casa antigua, con las paredes humedecidas, las sillas y la mesa rústicas.

My strange addiction - Frey SteinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora