VII

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Emily Lestrange

Mila Stein, la mujer alta, delgada y rubia que vive a una casa de la mía.

¿Por que habrá dejado a su hijo quedarse en mi casa?.

El está sentado en el ampilo sillón de la sala, mi madre, por su lado, está encantada con Frey. A pesar de sus pocas palabras.

OH NO

No me puede estar pasando esto ahora

Volteé rápidamente hacia el especo con focoos situado junto q mi escritorio. Mi pierna se encuentra mancjada con la peor cosa en el mundo mundial llamada

Menstruacion

Una palabra a la cual todas la mujeres odian.

La puerta suena de repente, una persona se me viene solo a la mente, Mamá. Mi salvación

Posiblemente

-Ocupado, e-e-estoy desnuda- me apoyé en el escritorio y una chinche quedo dentro de mi mano, maldije en voz baja- emm estudiando. Si estudiando.

Abrió la puerta

-Frey?. Estás en mi habitacion!

-Y vos estas vestida. ¿Puedo acostarme?- relamió sus labios.

-No- fuí a cerrarle la puerta en la cara y vió mi pierna goteando.

Me cargó y llevó hasta el baño privado de mi cuarto, corrió con un brazo las cosas que estaban sobre la mesada del lavamanos y me sentó allí.

-Buscaré a tu madre- logré ver que cuando me sujetó la cara que hiso ante el dolor de su herida mientras rosaba la venda.

Mamá llego como loca corriendo por las escaleras, el ruido del taco hizo presencia y tensión en el pequeño baño .

-Corazon, ¿Te duele?.

-No ma, no

Bueno, en pocas palabras me alcanzó ropa interiór y mi pijama.

Me duché, cepillé mis dientes, me puse la ropa para dormir y sequé mi cabello con el secador.

Salí y encontré a Frey acostado en mi cama, me tiré en esta y extendí mis piernas mirando hacia el techo.

El silencio emanó la habitacion, una ola de calor atravesó mi cuerpo y suspiré.

-EMILY, FREY A COMER- el grito de mi mamá retumbo por toda la casa.

Me tumbé de costado, sentí su mirada en mi espalda.

-Si queres baja

-No vas a ir?

-Me siento como la mierda pura

-Yo tampoco bajaré.

Saque mi telefono y envié un mensaje a mi mamá diciendole de que no vamos a bajar a cenar.

Pasaron al rededor de dos horas, Frey no paraba de mirarme, su exprecion de confución me mataba de la risa.

My strange addiction - Frey SteinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora