Capitulo 23

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El primero en apartar su mirada observando el interesante suelo fue el lindo castaño, que tenia sus mejillas y orejitas bañados de un hermoso sonrojo carmin tenue que lo hacia ver muy tierno.

Por un momento el azabache se perdio en los susurros de su mente, que queria demostrarle la belleza exterior e  interior del tierno niño castaño.

Je..jefe – cerro sus ojitos regañandose internamentr por tartamudear frente a su jefe, que ira pensar de el por eso.

El azabache sonrio ladinamente y se acerco siligiosamente al niño, levanto su mano tomando su barbilla con delicadeza y elevo su rostro para que lo viera.

Lo observo detenidamente, disfrutando de cada detalle, no queria perderse de nada.

En el tiempo que lo estuvo observando, con su pulgar le dio una suave caricia en su regordete y tierno labio inferior color rosa.

El rostro del niño castaño parecia un delicioso tomatito muy madurito de sonrojado que estaba, sus nervios estaban a flor de piel.

Sentia como una corriente electrica corria por todo su cuerpo hasta llegar a su columna vertebral.

Su vientre parecia una de esas regiones tropicales de clima calido, donde varias especies de maripositas revoloteaban al compas de la electricidad que brindaba cada caricia que le daba su jefe.

Sus ojitos ambar brillaban mas que el sol, por primera vez en su vida sentia la caricia llena de ternura de alguien que no fuera su padre oh madre, sentia querer gritar de emocion y de alegria.

Habia escuchado muchos comentarios de como era ese hombre de frio, despiadado y le encantaba andar de pica flor con una y otra.

Muchos los apodaban el señor de la noche, porque era cuando desataba su bestia salvaje sexualmente, su vida empeza a vivirla cada vez que oscurecia, escuchaba como el parecia tener una doble vida.

El no miraba generos, todos eran igual, tampoco le importaban los sentimientos, solo el deseo, la lujuria y la pasion.

Pero observando podia darse cuenta del gran vacio y tristeza que portaban esos hermosos ojitos color chocolate.

Los ojos son las ventanas al alma y el podia ver a travez de ellos y como esa alma gritaba silenciosamente a los cuatro vientos y puntos cardinales cuanto añoraba amor y comprension.

Por un momento cerro sus ojitos, disfrutando de ese tenue toquecito que sintio en su mejilla.

Su jefe habia dejado de acariciar sus abultaditos labios y con su gran mano abarco toda su mejilla y en estos momentos el cual niño recien nacido disfrutando de la caricia de una madre, esta ahí disfrutando de ese exquisito toque.

Eres muy hermoso – escucho en un susurro esa profunda voz que lo atrajo de vuelta del paraiso de las hadas.

El aun creia en esos cuentos de hadas, donde su principe vestido de blanco llegaria a caballo por el.

Pero cuan equivocado se sentia en estos momentos, porque habia perdido su vision d3 un principe y la vida le daba la oportunidad de tener a un dios griego.

Que en estos momentos estaba provocando demasiadas sensaciones juntas que el nunca habia imaginado sentir.

Un niño por dentro y joven por fuera, inocente e ingenuo que estaba caendo en las garras del peor de los deprevadores.

Un doncel virgen al que le temblaban sus sexy piernas cual gelatina, solo por una caricia.

Para el no era cualquier caricia, era la caricia del ser mas hermoso y maravilloso que el haya podido ver, seria hacia como se sentia enamorarse por primera vez y a primera vista.

No queria parecer un necesitado y como un clic en su cabeza reaccion alejandose un poco de la persona que empezaba hacer estragos en todo su ser.

Ese bello hombre, ese dios griego que empezo anhelar desde el momento que entro a la oficina de Recursos Humanos, ese era su jefe y no debia cruzar los limites.

Sus padres siempre le habia enseñado muy bien y el trabajo con lo personal no se debia mezclar, que pensaria su jefe de el, no queria que este pensara mal.

Sintio como un nudo se formo en su garganta debia disculparse con el por abusar de su confianza, pero no sabia que habia sucedido.

El haber estado un momento tan cerca de el lo hizo sentir como un iman el no querer alejarse, sus ojitos se pusieron acuosos de la vergüenza que sentia en estos momentos.

Pe… per…don – decia entrecortado el niño viendo la mejor imagen que tenia el suelo en esos momentos.

Pudo sentir como su jefe se volvia acercar a el, por inercia dio un paso hacia atrás y su jefe aprovecho esa oportunidad al acercarse un poquito mas dejandolo entre la espada y la pared como dice un dicho.

Pero realmente el quedo atrapado entre la puerta y el hermoso hombre que tenia enfrente.

Su jefe tenia sus brazos a cada lado de su cabeza, lo tenia acorralado.

Porque me tienes miedo – volvio a preguntar, disfrutando el efecto que habia tenido sobre el niño.

Al parecer seria mucho mas facil envolverlo en su red de mentiras que estaba dispuesto a jugar.

Desde ese momento en su mente su otra parte pervertida y malvada le grito emocionado que comience el juego.

Mientras su otra parte llena de racionalidad le gritaba con desesperacion que viera la belleza y sentimientos que portaba esa alma pura que podia llegar hacer su medicina.

Solo podia observar como esas largas y espesas pestañas se acoplaban bien a sus tiernos ojitos teniendo el mejor de los paisajes.

Yo.. yo.. yo no le tengo miedo jefe – susurro inaudiblemente el niño.

Entonces porque no me miras cachorro – susurro mas cerca de su rostro donde sus alientos se mezclaban al compas de los latidos de sus corazones.

El podia notar como el niño castaño temblaba, no sabia decifrar si era de miedo por todo lo que decian de el, oh por la emocion de tenerlo cerca.

Dejaria mas que desear para volver a tenerlo a sus pies muy pronto.

Con una sonrisa en sus labios se alejo de el – dime ah que has venido a mi oficina – pregunto suavemente.

Al parecer disfrutaria a lo grande su inocencia y genuidad, era un tierno y hermoso cachorro del cual el solo hiba a utilizar.

Vi..vine a dejarle estos contratos – habla rapidamente que apenas se le entendia – Kuan ge los envia.

El azabache fruncio su ceño al escuchar como este llamaba a Liu.

No dijo nada, pero estaria observando que se traian estos dos.

Puedes dejarlos en el escritorio – hablo seriamente, el no entendia como era que por un momento su humor cambio tan de repente, pero no le tomo mucha importancia.

El castaño asi lo hizo, se acerco al escritorio y con la misma salio como alma en pena de ese lugar.



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