Cap. 10

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Daku acabó viendo demasiado rápido el cabreo de Sugi por el tema de las mascotas. Algo muy arraigado entre los vampiros, para demasiados era habitual tener una o varias, algo que Sugi detestaba con todo su ser.

Denigraba la imagen de los vampiros, y ya no es que tuviéramos buena fama.

–Si te duele dime –Comentó empezando a cortar las cutículas de Daku con más cuidado que cuando lo hacía con nosotros.

Sus dedos eran finos y no muy largos, y como las mangas de su pijama eran flojas se veía la venda tapando el horrible moratón que le dejó Sacha en la muñeca. Era un pijama mullido de panda con capucha con orejas y todo.

Tenía un lunar en el nudillo del dedo gordo en la mano izquierda.

–Siento el susto por mi cabreo, toca un tema un poco personal para mi lo de las mascotas –Comentó suspirando sin apartar la mirada de las uñas de Daku–. Central debería considerar ilegal tenerlas, pero como la gente acepta voluntariamente convertirse en ellas es complicado.

En los ojos de Daku se vio la curiosidad por la situación de Sugi, pero no lo pronunció.

–Cuéntale –Pedí estirándome al estar durmiendose mi pierna.

–Hasta que mi marido me rescató de quien me convirtió... yo fui una mascota –Explicó siendo algo de lo que había aprendido a hablar con el tiempo.

–No necesita contarme si no quiere, tiene que ser algo muy duro –Intentó evitar que Sugi hablara con preocupación.

Tan blando, hasta Sugi sonrió al escucharlo.

–Lo fue en su momento, pero gracias a mi marido aprendí a ser libre y amar la vida por mi mismo  –Suspiró agarrando ahora su otra mano–. Ser mascota te arranca la personalidad, los sueños, las ideas, todo, solo eres un saco vacío para tu amo, tuve mucha suerte de salir de ahí, de que me enseñaran a disfrutar de mi propia compañía y escuchar mis necesidades, de encontrar mis sueños, tomar decisiones, ser libre, a mis casi 100 años tuve que aprender todo eso de 0, pero nunca es tarde.

–Y él? –Murmuró inseguro seguramente notando que absolutamente nadie más vivía en esta casa.

Aunque todas sus pertenencias estaban aquí, ni una se había movido desde ese día, pero aún así se notaba.

–Esta muerto –Contestó terminando con las dos manos–. Tuve suerte de poder compartir la mayoría de años de mi vida con él, pero ya no está.

–Lo siento muchísimo, yo... no quería, lo siento –Se disculpó con prisas llevándose una mano a la boca espantado por haber sido él quien preguntó.

Parecía tan relajado en comparación a cuando estábamos en casa.

–Tranquilo, no te preocupes –Le quitó importancia medio riéndose por su reacción–. Mi pérdida es el motivo por el que los gemelos recurren a mi en estos momentos, se lo mucho que le duele a Sacha lo de Frey, y también se que no tiene solución, como la propia muerte. Nuestra sociedad pone a los vampiros como el lado más maligno y podrido de los humanos, los consumidos por el absoluto poder y los pecados, pero también debemos ser los que más sentimos el amor, ya no por que los de generación más pura tienen lo del "primer amor", cualquier vampiro que se enamore de verdad amará hasta que muera a esa única persona, incluso cuando la relación acabe y ambos conozcan a otra persona, ese cacho de amor que le pertenecía al otro siempre quedará ahí, eternamente, y eso no implica que la segunda persona que quieras no la vas a amar tanto como la primera, la amaras igual, y si la relación vuelve a romperse ese pedazo de amor quedará también ahí eternamente. Yo creo que forma parte de nuestra maldición, y hay vampiros que lo aceptan y desean vivir todo lo posible con la persona que aman, otros la pierden y no son capaces de seguir, otros si, otros jamás serán correspondidos, otros encontrarán quien les corresponde, algunos le tienen miedo al sufrimiento que puede traer el amor, otros aceptan el riesgo, cada cual lleva esta maldición como puede.

Sirviente (Yaoi/BL) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora