Cap. 1

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Llegar el domingo fue más duro de lo que esperaba, y eso que solo llevaba una maleta pequeña al saber que no iba a necesitar tanta ropa, pero al ser una urbanización privada no había ningún autobús que me dejara medianamente cerca.

Creo que tardé más de 1 hora en llegar desde casa de mi madre hasta aquí aún cogiendo un bus.

Una inmensa mansión con una fuente en la entrada... no serían una generación muy importante, pero desde luego dinero tenían.

El que me abrió la puerta nada más llamar fue un elfo de pelo color miel,  facciones delicadas y poco marcadas, pero lo que más destacaban eran sus oscuras pecas.

El uniforme firme e impoluto que llevaba seguramente sería el mismo que el mío, americana negra con un pañuelo azul cielo en el bolsillo del pecho, camisa blanca, lazo en vez de corbata del mismo color que el pañuelo y unos pantalones de pinza también negros.

–Soy Daku, el nuevo sirviente –Me presenté algo intimidado por la seriedad del chico.

Al escucharme decir eso se hizo a un lado y me dejó pasar menos serio.

–Deja ahí tu maleta, lo primero que debes hacer es saludar a la señora –Medio ordenó comenzando a caminar sin esperar a ver si le seguía.

Casi tuve que correr para alcanzarlo subiendo las lujosas escaleras de mármol.

Daba igual donde mirara, el sitio era enorme y estaba lleno de finos detalles por todos lados que seguramente me mandaría limpiar con un diminuto cepillo. La mansión estaba decorada con mucha elegancia, era un intermedio entre un sitio moderno y la realeza victoriana.

Que envidia... en mi piso de solo dos habitaciones teníamos el espacio justo para vivir mi madre y yo, no estaba mal, era un buen piso y no estaba viejo ni tenía humedades, pero en comparación a todo esto no era nada.

La señora Yudina nos dejó pasar tras llamar con los nudillos tres veces exactas a la puerta.

Sus hijos también estaban en el despacho, y desde luego estaban muy lejos de ser solo niños... sus ojos azules apagados casi dejaron ver un brillo rojo al verme entrar sonriendo a la vez. Eran gemelos idénticos, lo único que los diferenciaba era su corte de pelo.

–Llegaste, bien –Comentó la señora al hacer yo una reverencia igual que la hizo el elfo–. Estos son mis hijos, Shura y Sacha.

Shura tenía los brazos cruzados sonriendo ligeramente al encontrarse nuestras miradas, su cabello castaño oscuro tenía volumen al no se liso como el de su madre, pero tenía el pelo algo corto como yo, quedando justo a la alta para que no le molestara en los ojos, llevaba un jersey de cuello vuelto gris claro y unos pantalones vaqueros negros gastados. Sacha sin embargo sonrió ampliamente mostrando sus colmillos casi saboreándome con la mirada, su pelo era igual que el de su hermano, pero lo tenía mucho más largo, le pasaba de los hombros y llevaba la capa de arriba recogida hacía atrás en una pequeña coleta, en contraste con su hermano el llevaba una sudadera de dibujos orientales que seguramente no era de su talla y unos pantalones que creo que eran de pijama.

–Soy Daku, desde hoy me esforzaré en cuidar de vosotros lo mejor que pueda –Me presenté algo tenso por Sacha.

Parecía a punto de tirarse sobre mi y reclamar morderme.

–Arán te mostrará la casa primero –Comentó la señora Yudina provocando una nueva reverencia del elfo–. Cuando estés instalado y acabes de cenar ven al comedor.

Me morderían después de cenar entonces...

Su madre realmente solo necesitó morder mi dedo índice, incluso me había curado ya, pero ellos dos... sentía que ni de lejos iban a aceptar solo provocar un poco de sangre en mi dedo.

Sirviente (Yaoi/BL) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora