Capítulo 23

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Deryck 


—¡Sí! ¡A la mierda todo! Es hora de volver a casa.

Expresa Pete mientras salimos del edificio con nuestras pertenencias.

—Solo será por un par de semanas, regresaremos dentro de poco, así que no te emociones —le menciona Jenni cuando cierra la cajuela de su auto.

Ellos ya están listos para irse, es medio día de un sábado fresco y es momento perfecto para ir a descansar. Solo faltamos Elena y yo, pero no sé qué tanto hace esa mujer que demora tanto.

La semana de exámenes por fin terminó, todo el estrés ha desaparecido y ahora es momento de hacer nuestras maletas para regresar a San Diego durante estas vacaciones de invierno.

—Lo sé, solo déjame emocionarme, ¿de acuerdo? Caray, hermano, me sentí más presionado con estos exámenes a comparación del año pasado —menciona Pete mientras le indico que me acompañe al departamento de las chicas.

—Tienes razón, creí que había sido el único —digo mientras entramos de nueva cuenta al ascensor.

Llegamos al departamento para ayudarle a Elena con sus maletas, las cuales son solo dos, pero pesan demasiado. Siempre ha tenido esta costumbre de llevar tantas cosas cuando solo vamos por muy poco tiempo.

—¿Estás lista? —pregunto mientras ella toma su bolso y me entrega una maleta mientras mi hermano toma la otra.

—Sí. Ya vámonos.

Bajamos el lobby y nos despedimos de Vanya deseándonos felices fiestas. Ayer por la noche, Mariza viajó a Pensilvania para estar con sus abuelos. Y por la mañana, Jo viajó a Sebastopol para pasarla con su familia. Solo faltábamos nosotros de volver a casa, así que este viaje será un poco largo.

Subimos al auto y en cuanto Elena se acomodó sacó una bolsa de papas fritas y un refresco de cola de su bolso. Ver que lleva demasiada comida chatarra, creí que sería maquillaje o algo así.

—Si que llevas buenas provisiones para el camino —le digo mientras veo todo lo que tiene.

—Este viaje es largo y no puedo malpasarme en cuanto a la comida.

—Bien, lo entiendo, no diré nada si me das algo de lo que tienes guardado.

Me ve a los ojos, después comienza a buscar algo y me da una bolsa pequeña de cacahuates japoneses. La veo a los ojos y ella sonríe, solté una risita mientras negaba y emprendimos nuestro camino.

Escuchamos música, hablamos de tantas cosas sobre los planes del siguiente año, además de darnos cuenta de que estamos por cumplir nuestros veinte en poco menos de dos meses. No lo puedo creer, cuando nos conocimos teníamos diecisiete. Es increíble cómo ha pasado el tiempo tan rápido y que hemos vivido tanto juntos, eso me da un poco de nostalgia.

Frenesí [Completa ✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora