Deryck
El día siguiente después de la fiesta fue casi un martirio. Como siempre, tuve que ayudarle a mi hermano a curarle su resaca. Jo también me ayudó un poco, y por suerte su malestar duró menos de lo que pensaba.
—A pesar de que en esta ocasión te pusiste peor que otras veces, te ves bien —le dije mientras me entregaba la botella de agua energizante que le he conseguido.
—Creo que tienes razón, no me siento tan mal después de todo.
Estamos los tres sentados en el sofá tratando de ver la televisión. Pero noté que cada uno de nosotros se encontraba perdido en nuestros pensamientos. Diferentes situaciones en la misma noche.
—Desearía que este domingo sea eterno. No quiero mañana ir a la universidad —menciona Pete mientras se hace ovillo en el sofá más grande.
—Créeme que yo tampoco quisiera ir —añade Jo.
—No iré. He dicho.
Escuchamos a mi hermano mientras lo vemos que se remueve en su espacio y se cubre por completo con una frazada. El clima está un poco fresco y solo hemos estado comiendo desde que despertamos. No es un buen domingo después de todo.
—Yo no tengo mucho apetito —menciona Jo mientras hace a un lado el bowl con palomitas.
Las ha preparado tal y como le gustan; son de extra-mantequilla y vertió queso sobre ellas. Demasiado queso.
—¿Estás seguro? Siempre te comes todo y son tus favoritas —le dije.
—Sí, el hambre se fue por completo de un momento a otro, solo quiero ver la película y ya.
Se supone que estamos viendo una película de nombre The Descent, pero ninguno de los tres le está prestando atención. Bueno, solo yo, porque recuerdo que la vi cuando era niño y esas criaturas horribles me traumaron. Hoy me dan risa.
—No has hecho un solo comentario fuera de lugar, por ejemplo que vayamos a explorar una caverna tal y como lo hacen ese grupo de chicas.
—Estaba a punto de hacerlo, pero se me fue la inspiración —dice para después soltar un suspiro.
Guardamos silencio y el único ruido era el del equipo de sonido envolvente que compramos hace unos días; esa escena donde todas comienzan a gritar del miedo cuando las criaturas se aparecen y las empiezan a atacar.
—Oye, Jo, ¿estás enamorado? —cuestiona Pete mientras continúa cubierto con la frazada.
Otra vez, silencio.
—No... y supongo que eso jamás volverá a pasar.
Soltó así de simple, volvió a tomar el bowl de palomitas sin apartar la vista del televisor. No dije nada, solo me quedé callado al igual que Pete, que al momento de escucharlo decir eso asomó la cabeza para verlo confundido.
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Frenesí [Completa ✔]
Genç Kurgu| Libro 3 de la saga Roces accidentales | . . . «Amar sin límites, experimentar lo fascinante con exagerada emoción, eso es frenesí.» Después de dejar atrás su terrible pasado, los exdelincuentes de Sebastopol tienen un nuevo reto en sus vidas: la u...