Capítulo 6

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Deryck


—Oye, ¿es normal que la resaca dure hasta el día de hoy? Creo que me siento igual o peor que ayer.

—Debes de tomar algo para calmar tu malestar. Oye, en serio, te ves mal. —Le doy una pastilla y se la toma con dificultad.

—Siento que muero lentamente... Te juro que ya no volveré a hacer eso.

—Sí, claro. Yo también dije lo mismo y volví a embriagarme... claro, no tanto como antes.

—Pero esto es la muerte, hermano. En verdad, no te lo deseo.

Estamos a punto de irnos a la universidad, y para la desgracia de mi hermano aún continúa con su dolor de cabeza desde ayer por la mañana... más bien, ayer por la tarde. El sábado la pasó tan bien que se excedió en el consumo de bebidas alcohólicas y ahora está sufriendo las consecuencias.

—Será mejor que te quedes en el departamento —sugiero cuando tomo mi mochila y me preparo para salir—. No quiero que te desmayes o te sientas peor.

—De acuerdo —dice y se reacomoda en el sofá—. Por cierto, ¿en dónde está Jo? Lo vi que salió temprano.

—La verdad no lo sé. No tengo ni idea de dónde esté.

—Está bien, tienes que irte antes de que se haga más tarde.

Nos despedimos y salí rápido del departamento porque, efectivamente, ya era un poco tarde. Además, tenia que llegar a la cafetería, ahí nos encontraremos Elena y yo para desayunar como cada inicio de semana.

Cuando estaba por aparcar afuera del lugar me di cuenta de que ahí estaba la motocicleta de Jo. veo que ha llegado más temprano de lo normal para tener un buen lugar en la cafetería. Pero me lleve la sorpresa de que ahí se encontraba a un lado de Mariza, además de que mi novia ha llegado.

—Mira quién ha llegado —expresa Elena en cuanto me ve y me siento a su lado.

Nos encontramos a un lado del ventanal, observando a toda la multitud de alumnos que caminan de un lado a otro para entrar a tiempo a sus clases mientras nosotros estamos concentrados en desayunar algo antes de empezar el primer día de la semana. Y hemos tenido suerte de tener un buen lugar ya que, por lo regular, siempre está repleto de gente.

—Demoré más de la cuenta porque Pete sigue con malestar por lo del sábado por la noche —digo mientras me reacomodo en mi lugar colocando mi mochila justo a un lado.

—Eso ya es de parejas, Jennifer también se siente igual. Seguramente más tarde se harán compañía.

De pronto escuchamos que nuestros amigos comenzaron a reírse, están justo frente a nosotros con sus respectivos vasos de café, además de galletas y donas glaseadas. Creo que tienen la ventaja de ser delgados, comer todo lo que quieran y no engordar. Miré disimuladamente a donde se encontraban y después vi a mi chica tratando de entender qué es lo que ocurre entre este par.

Frenesí [Completa ✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora