Frenesí [Completa ✔]

Capítulo 28

Advertencia: Contenido +18 explícito. 

Jo

Apenas transcurrió una semana desde que tuvimos esa cena con su padre cuando Mariza me comentó que su madre me invitó a un evento especial para conocerme. Ese evento es una fiesta para celebrar a los alumnos que han concluido sus estudios en la escuela donde ella es directora, sobre todo los que fueron becados. Además, me comentó que es formal, así que hoy llevo un traje que mi mejor amigo me ha prestado; es color negro y una camisa blanca de botones, he decidido no usar corbata. Me queda un poco ajustado, pero no me quejo, se amolda bien a mi cuerpo. Este es mi estilo y me gusta.

Me encuentro en el estacionamiento, apoyado en el cofre del auto de Deryck ya que esta noche me lo ha prestado, claro, yo le presté mi motocicleta. Aprovecho el momento para verificar que no tenga algo fuera de lo normal en el interior, pero todo está bien. Cuando estaba a punto de revisar mi teléfono, veo que Mariza se acerca a donde me encuentro. Y joder, que esta noche se ve espectacular con ese vestido negro, corto y ajustado a su silueta, además de sus tacones altos del mismo tono. Su cabello largo y ondulado resalta aún más con ese atuendo que lleva puesto. Lleva un abrigo ya que la noche es un poco fresca.

—¿Qué sucede? —inquiere mientras me ve con curiosidad—. ¿Me veo mal?

—N-No, no es eso, te ves... increíble.

Me sonríe y me agradece para después subir al auto. Deryck me repitió una y otra vez que debo tener cuidado con su auto, lo cuida tanto que no le he visto un solo rasguño. O eso es lo que yo pienso.

—Estamos a tiempo, es temprano —menciona Mariza mientras revisa su teléfono.

—Sí, fue lo que noté. Me alegra verte feliz en esta noche, a comparación de hace una semana —dije mientras me concentraba en conducir.

—Lo sé, sucede que esto es... diferente, quiero decir, tengo una mejor relación con mi madre.

—Y eso es bueno.

En el momento que nos detuvimos en un semáforo en rojo, giré hacia ella y mi mirada se desvió a sus piernas. Algo dentro de mí se encendió. Coloqué mi mano derecha en su muslo, apretándolo levemente y ella no dijo nada.

—Joder, mujer, eres una tentación.

Continué acariciando mientras estábamos esperando luz verde. Mi mano se desliza lentamente hacia arriba, llegando hasta el interior de su vestido. Pero ella me da un golpe con su mano y la quito de inmediato.

—Alto ahí, no desperdicies el agua caliente si no te vas a duchar.

—Y, ¿quién dice que no me quiero duchar? —Enarqué una ceja y ella me dio una mirada de complicidad.