35. EL AMOR QUE QUIERES

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Oh sorpresa. La cara de Alessandra fue gloria inmensa. No se esperó esa respuesta. Pensó que tenía a Svahn comiendo de su mano y eso hirió su ego.

Por supuesto, Svahn era hábil para actuar. Quizá actuaba conmigo para que regresáramos, pero la realidad era otra.

Lo siento, pensar mal es mi segundo nombre.

Casi de inmediato todos se congregaron en la sala principal, donde dos bailarines aparecieron haciendo un show de fuego. Todos los veían asombrados, aplaudiendo ante el increíble performance. Svahn y yo nos mantuvimos lo suficientemente lejos de la mayoría.

—Así que Alexandre—entoné, otra copa de vino adornando mi mano.

Oui—respondió. No era buena con los idiomas, pero si sabía una que otra cosa de estos.

—Ah, francés, ¿eh?

—Soy bueno pretendiendo ser francés. Alexandre Deneuve, mucho gusto.

Fruncí la nariz.

—No sé si me gusten los franceses.

—¿Qué prefieres entonces? —preguntó bastante interesante, admirando, si es que podía describirlo así, cada detalle de mi rostro. Bajé la mirada, nerviosa.

—No me gusta el nombre de Pamela—indiqué, cambiando radicalmente de tema. No deseaba entrar en terreno movedizo con Svahn. Puede que me haya traído aquí para dejarme en claro que solo estaba trabajando, pero, aun así, mis dudas seguían muy presentes.

Estaba insegura ante el tema amoroso en mi vida.

—Solo es un nombre falso.

—Alexandre te va bien. Pamela a mí no—hice una mueca claramente de disgusto. Svahn iba a decir algo—. No importa. Es solo un nombre.

—Te preguntaré la próxima vez, de ser necesario usar otra identidad.

—Está bien, no te preocupes. ¿Seguro no prefieres atender tus "negocios" con Alessandra? Se notaba muy lista para hablar sobre papeles o lo que sea de lo que hablen.

Mi baja autoestima estaba activa, apaleándome internamente.

—Alessandra ya me dio lo que quería; conexión con su hermano y él está ocupado atendiendo otros negocios. Riccardo odia que interrumpan su diversión, así sea su hermana. Y las pláticas de Alessandra no son nada entretenidas.

—Esos hombres no piensan lo mismo—me atreví a decir, observando a la mujer pavonearse entre los hombres que la rodeaban, embelesados con su belleza. Amaba ser el centro de atención.

—Simple. Sus pláticas son igual de básicas que las de ellas y, quieren acostarse con ella. Eso lo resume todo.

—Y a ti no te interesan ninguna de las dos—mascullé.

Svahn se interpuso entre la imagen de la chica, bloqueando mi visión.

—¿Podemos dejar de hablar sobre Alessandra? Virza, esta noche quiero que sea para solo nosotros dos. Quiero enmendar mis errores. Quiero lograr que me des otra oportunidad—tomó mi mano, acariciando la palma con dulzura.

—Svahn...

—Ven.

Me quitó la copa, dejándola en una de las mesitas circulares cercanas. Nos alejamos del bullicio de las personas, cruzando el vestíbulo para adentrarnos en la mansión. Entramos a una habitación. Estaba oscuro y solo la luz exterior que accedía por los ventanales alargados iluminaban el sitio con pintura colgadas y esculturas cuya imagen no aprecié al cien. Sin soltarme de la mano, Svahn abrió una de las ventanas hacia el balcón. Desde ahí se podía ver el espectáculo en la zona principal.

Siempre Incorrecta© (#1) +21 ✓ ✓ ✓ COMPLETA [SAGA INCORRECTA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora