20. SIETE

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Lloré mucho. Lloré, queriendo ser lo más silenciosa posible. Estaba adolorida, así que lloré como hacía años no lloraba. El efecto de la mota no me hizo efecto, entonces me tomé dos pastillas más.

No sé cómo llegué a la cama, pero ahí quedé, profundamente dormida, acallando por un lapso, mi frágil vulnerabilidad ante tanta oscuridad a mi alrededor.

Damián tenía clase más temprano que yo. Él se fue, puntual como siempre, y yo me quedé en casa, somnolienta. Tallé mis ojos, intentando enfocar mi vista al reloj en el buró de mi lado. Bostecé, intentándolo de nuevo. Eran las 11:12.

Chequé mi celular. Estefi y Meche preguntaban por mí. Papá también, pero lo ignoré y luego...

Me senté en la cama, tallando mis ojos de nuevo.

Dos llamadas perdidas de Svahn.

Un hormigueo raro se instaló en mi pecho, extendiéndose hasta mi panza.

"Nueva llamada entrante."

Salí de la cama, la ansiedad creciendo sin control. Busqué por mi compartimento secreto, encendiendo un nuevo cigarro. Inhalé hondo. Uno, dos, tres...

—¿Bueno? —contesté, temerosa.

Virza...

—Que inusual que me llames—intervine, mi parte oscura tomando el control.

¿Inusual? ¿Por qué dices inusual?

—Porque ya no hay nada que pueda darte, así que es inusual. Imaginé que ya estarías tras otra ilusa—aspiré, el humo expandiéndose por el techo y lentamente por mi sistema.

¿De qué hablas?

—No hagas como si no entendieras. Ya puedes dejar el juego en paz. Ya entendí.

¿De qué juegos hablas? Virza...

—¿Qué quieres? ¿Qué es lo que quieres de mí?

No entiendo nada.

—¡Ya me cogiste, ya obtuviste lo que querías! ¿Qué más quieres? Yo—comencé a llorar—... Dijiste que me llamarías y no lo hiciste. Estuve esperando saber de ti. ¡Me dijiste que confiara en ti, pero solo estás aquí para divertirte conmigo, la estúpida chica que ansía amor! Dijiste que confiara en ti, pero no eres quien dices ser...

Yo te esperé, te llamé, pero...

—¡Eso no es cierto!

Pausa.

No sé qué pasó, pero es verdad—negué con mi cabeza, sollozando—. Déjame explicarte, ¿sí? ¿Dónde estás?

—No quiero verte.

Mentira.

Déjame explicarte, por favor. ¿Estás en la escuela?

—No fui...pero no quiero verte.

Ok. Está bien.

***

Bebí de una cerveza que tenía guardaba en el refrigerador. Hacía mucho calor.

Svahn no insistió en hablar conmigo. Simplemente aceptó que no quería verlo y ya. Eso fue todo. ¿Qué si me sentía mejor con lo ocurrido? No, para nada. Quería verlo, quería abrazarlo, pero el miedo de que mi padre tuviera razón me hacía aventarlo lejos, aun cuando lo quería muy cerca de mí.

Bebí más, intranquila con todo a mi alrededor. Me costaba trabajo respirar.

El timbre campaneó. Me puse alerta, nerviosa. Dejé la lata en la cocina, asomándome por la ventana. El timbre sonó de nuevo.

Siempre Incorrecta© (#1) +21 ✓ ✓ ✓ COMPLETA [SAGA INCORRECTA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora