18. VOCES DE ULTRATUMBA

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Amaba despertar al lado de Svahn. Ser arropada por sus brazos, su calidez contagiando mi piel. Todo era magnífico. Todo flotaba, en cámara lenta. Con él me sentía en el aire, en calma.

Svahn pidió el desayuno a la habitación. Fue algo muy sencillo, ya que no acostumbraba a desayunar pesado. Me alisté antes de que llegara el servicio, y así, la hora de ir a la escuela llegó.

Renuente bajé del auto. Quería seguir con mi novio, disfrutando de la tranquilidad que me regalaba. Parecía que el mundo no giraba cuando estaba con él. Desgraciadamente teníamos que atender nuestras responsabilidades por separado. Estaba consciente de que tenía que enfocarme en mi plan de buscar empleo e independizarme, no obstante, me sentía desganada, así que soportaría seguir en la escuela hasta pensar bien que haría después de las vacaciones. Esta vez no permitiría que Damián usara su carta maestra.

Me colgué la mochila, perezosa. Los alumnos ya iban y venían, seguros de sí mismos, cosa opuesta de mi persona. Svahn llegó hasta mí.

—Que tengas un buen día.

—Gracias.

Rozó mis mejillas.

—Vendré por ti a las tres. Puntual.

—No quiero causarte problemas en el trabajo—abracé su cintura, deseando anclarme a él para no tener que atender mis obligaciones.

—No lo harás. Tengo un negocio que atender, pero será más tarde, así que no te preocupes.

—Ok, señor socio—sonrió—. Te extrañaré.

—Yo también.

—¿Mucho?

—Demasiado—pegó sus labios contra los míos—. Te quiero, Virza.

El corazón se me infló. Por poco y me explota.

—Te quiero, Svahn—dije sin temor. Nunca había sido cursi, pero Dios, era imposible no serlo con Svahn cuando era tan romántico. Salía natural.

Nos besamos, aumentando mi anhelo de quedarme con él.

—Estaré pensando en ti—farfulló—. Nos vemos más tarde.

Me despedí de él a regañadientes.

Entré en el aula. Meche ya estaba ahí, leyendo un libro sobre astros. Lo habitual. No sé porque se metió a estudiar administración si lo suyo era la astrología.

—Buenos días.

—Oh, buenos días, señorita. Te ves renovada. ¿Qué tanto hiciste el fin de semana que no se te vio ni el polvo? —bajó su entretenida lectura. Tiré mi mochila al suelo, sentándome tras de mi amiga. Meche giró, esperando ansiosa mi relato.

—Estuve en un centro de meditación.

—Pues vaya meditación que te dieron que te ves deslumbrante. Yo también quiero una así—reí—. Damián nos contó todo. ¡Te llevó a un lugar increíble, Virza!

—Que amigo tan chismoso tengo.

—Tenemos que estar informadas, amiga. Ya, cuenta. ¿Cómo estuvo todo? Pedrito Sola nos enseñó unas fotos muy buenas—se refería a Damián—. ¡Estuviste en la Master Suite!

—Si.

—Así que don encantador es de dinero, ¿eh? Porque una master suite en Valle no es nada barato y se quedaron allá todo el fin de semana. ¿Sabes a lo que se dedica? No vaya a ser un...

—No, para nada—dije veloz—. Tiene unas empresas en su país y vino a hacer negocios con mi tío. Ya sabes, quiere capital para abrir otro casino más grande.

Siempre Incorrecta© (#1) +21 ✓ ✓ ✓ COMPLETA [SAGA INCORRECTA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora