19. ORBITOCLASTO

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Caminé veloz, cruzando una calle. Necesitaba algo para calmar esta fea sensación en mi estómago, así que iría a retirar dinero al 7-Eleven a dos cuadras de la universidad para comprarme algo. No quería usar el dinero de mi "genial" padre, sin embargo, esto era urgente.

No le avisé ni respondí mensajes a nadie de donde iría, ya que lo único que se me apetecía era estar sola.

Me detuve en un alto, cuando una bocina retumbó cerca de mí. Me asustó y por inercia volteé.

—Virza, ¿qué haces caminando?

Un auto se detuvo a mi par, bajando toda la ventanilla del copiloto. Apreté mis puños, mi estómago doliendo más. Si corría podría escapar.

Mentira, no llegaría lejos.

—Súbete—ordenó.

—No.

—Que te subas.

Los autos de atrás comenzaron a pitar. Resoplé, abriendo la puerta para acomodarme en el asiento de la SUV negra. Papá manejó rápido, reanudando la vialidad. Subió la ventanilla polarizada.

—¿A dónde ibas? ¿Y tú carro?

—No quise manejar hoy—miré por el cristal el pasar de las edificaciones, los autos y las personas.

—No me gusta que andes caminando, para eso te compré un carro. Si no quieres caminar entonces le diré a...

—No, papá, no necesito un chofer—le corté.

Silencio.

—¿Qué te pasó en la mano?

—Nada.

—Virza.

—Me caí.

—¿Estás en problemas?

—No... ¿Puedes dar otro donativo a la escuela?

—Si no estuvieras en problemas no me pedirías dar otro donativo—señaló, mirándome a través de sus gafas de sol Cartier. Quizá no teníamos grandes lujos exóticos, pero si pequeños y papá adoraba la ropa de marca.

—No estoy en problemas.

—Bueno. ¿Me dirás por qué no me respondiste en todo el fin de semana?

Suspiré.

—Estuve en un retiro. Tomé ayahuasca y no podía atenderte.

—Virza.

—¿No puedo irme a meditar unos días? —lo miré molesta.

—Dudo mucho que estar en un retiro signifique andar en el hotel Encanto en Valle de Guadalupe con quien sabe quién.

—¿Ahora me espías?

—Yo no fue quien lo posteó en su Instagram.

—Bueno, ¿y?

Papá detuvo el auto en una calle no tan transitada.

—¿Sigues viéndote con Svahn? —fue directo al punto. El pecho se me apretó.

—No.

—Eres pésima mintiendo, Virza. ¿Qué te dije sobre...?

—¡Me gusta Svahn, carajo! ¡Estoy enamorada de él! ¿Qué pinche problema tiene eso? —perdí el temple.

—¡Que no puedes estar con él!

—¿Por qué no? —grité, desesperada—. Hace lo mismo que tú, ¿entonces por qué no? Me trata bien, me quiere, ¿por qué no?

Siempre Incorrecta© (#1) +21 ✓ ✓ ✓ COMPLETA [SAGA INCORRECTA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora