29. ESCARLATA VS ULTRAVIOLETA

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 Di por terminada con la agria conversación con Svahn. Regresé a la habitación más no entré. Me recargué en la pared, confundida y contrariada. Agobiada. No quería saber nada de lo que me tuviera que decir. No quería escuchar más sus explicaciones.

Me mintió respecto a quien era.

Svahn era un espía que estaba tras de mi padre. ¿Qué me aseguraba que mantenerme a su lado no era para joder a mi padre? ¿Qué me aseguraba que estaría a salvo con él? Xavi tuvo razón en desconfiar de él. No era un puto mafioso, era un espía. Y si, uno era más malo que el otro, pero la mentira me dolía mucho.

Papá tuvo razón en....

Otro mentiroso. Un desgraciado. Gracias al cielo no es tu padre.

No era mi padre. Isaías no era mi padre. Esa no era mi familia.

Lloré, el dolor muy presente y vivo.

"Un padre no le hace daño a su hija."

No es mi padre. Es solo un enfermo que me hizo pasar por su hija para usarme a su antojo. Y yo que lo amé tanto.

No podía creer que él no fuese nada mío...

Más que tu violador.

Golpeé mis piernas, desesperada. Frenética de pensar en todo lo que pasé con él. De todo lo que viví a su lado. De todas sus malditas perversiones.

¿Quién era yo entonces? ¿Cuál era mi origen?

¿Por qué pa...Isaías me robó y me hizo pasar ese calvario?

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Quería desaparecer.

***

—Nana, te traje algo de comer.

Entré a la habitación, manteniendo la calma porque ya no quería agobiar más a Damián. Me recosté; me fue imposible dormir. Me ardían los ojos, me dolía la cabeza, pero el cansancio no me hizo dormir.

Ya era la hora del atardecer. Lo veía a través de la ventana.

—Nana...

—No tengo hambre.

Damián dejó el plato sobre el buró, sentándose en el colchón. Acarició mi espalda fraternalmente.

—Te di chance hace rato, pero tienes que comer. No es pregunta.

—No me voy a morir por saltarme una comida —dije.

—Lo sé, pero no quiero que pierdas nutrimentos. Además, mira. Tamalitos. Me encontré en la esquina a una doña vendiendo. Anda. Come, no necesitas bajar de peso.

No tuve de otra más que acceder. Me senté. Damián me pasó el plato.

—Les falta algo de sazón, pero no están tan malos.

Tomé el tenedor, cortando un pedazo sin mucho énfasis. Mi ánimo rodaba por los suelos.

—Sabes que te amo, ¿no?

Alcé la mirada.

—Claro que sí, idiota. Yo también te amo.

—Y sabes que no te voy a dejar, ¿verdad?

Siempre Incorrecta© (#1) +21 ✓ ✓ ✓ COMPLETA [SAGA INCORRECTA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora