2. ¿DESTINO?

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La noche era joven y qué podía decir. Mi cuerpo me pedía más cerveza y como buena persona, obedecí. Terminé comprándole un churro a Xavi y para cuando me di cuenta ya estaba beso y beso con él detrás del pino cercano a la barda, no muy lejos del punto de relajo principal.

Todo lo que pasa en el transcurso de una noche, eh.

Xavi se mostraba ansioso, quizá porque temía que se le acabara el tiempo conmigo. Que puedo decir, me conocía bien. Dejó los besos para recorrer con sus labios mi cuello, levantando mi blusa roja, pasando su lengua por mi abdomen. Sentí cosquillas.

¿En serio quería hacerlo con Xavi? No, pero la calentura no se bajaría sola. Pinches cartas del tarot mamón, me indujeron a esto. Meche tenía la culpa.

El chico siguió con el juego previo, un poco apresurado, queriendo internarse en mi pantalón. Él ya tenía una carpa bien presente. Mi celular sonó. No dudé en sacarlo de mi bolsillo trasero del jeans, checando quien me llamaba.

—¿Bueno?

Xavi se detuvo, mirándome con cara de ¿en serio? Le hice señas para que siguiera con lo suyo mientras yo atendía mi llamada. Poseía el increíble poder de poder—valga la redundancia—hacer dos cosas al mismo tiempo. No es como si con Xavi necesitara de toda mi atención. No era tan estimulante, solo lo hacía porque estaba ebria y media drogada.

¡Virza! ¿Qué pedo, patrona? —retumbó del otro lado de la línea. Sonreí en seguida, y no por el trato que me estaba dando mi amigo, lamiendo todo mi torso.

—Eso quiero saber. Que milagro que te reportes—era Kike, un trabajador de mi padre. Él junto a otros cuatro conformaban el grupo llamado Los Perdedores. Apodo puesto por mí. Eran los únicos trabajadores de mi padre que me caían bien y Kike era un hermano para mí y para Damián. Lo quería un chingo.

Xavier apretó mi pezón, llevando su boca a ese punto. No me inmuté.

Ya estoy en la ciudad. Llegué hace unas horas. ¿Qué haces? ¿Estás en una fiesta?

—Ya sabes, lo normal—él también estaba en una. Se escuchaba la música norteña.

Claro que lo sé. Quería que vinieras a pistear con nosotros. Hay alguien que quiero que conozcas, pero si estás ocupada será para la otra.

—Por favor. ¿Dónde?

Donde siempre.

—Ok, voy para allá. Na'más no se acaben el chupe.

Cómo crees. Vente pa' acá, te esperamos.

Corté la llamada.

—¿Qué? ¿Te vas? —pude sentir la decepción y molestia de mi amigo en su tono de voz.

—Si. Lo siento—bajé la blusa, empujando ligeramente a Xavi para ponerme de pie.

—¿En serio? No mames, Virza.

Su orgullo masculino había sido herido. Oopsie.

—Era mi hermano. Acaba de llegar del otro lado y tengo rato que no lo veo—expliqué.

—Será la madre, Virza, pero no friegues. No te puedes ir. ¿En serio me vas a dejar así, todo caliente? —bajó su mirada hacia su evidente erección. Lo bueno de ser mujer es que la calentura no es visible—. ¿ No podemos al menos terminar lo que empezamos y ya luego te vas bien despachada?

Alisé mi camisa.

—Nop. Encuentra a alguna otra chica que quiera coger contigo. No debe ser difícil, hay muchas a las que les gustas o, puedes jalártela, lo que más te guste—me encogí de hombros—. Me voy. Ahí me despides de todos.

Siempre Incorrecta© (#1) +21 ✓ ✓ ✓ COMPLETA [SAGA INCORRECTA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora