Profundo, real. Vivo. Despertar entre los brazos de Svahn me hacía tan dichosa. Rocé mis dedos bajo su clavícula, donde una figura geométrica estaba trazada con tinta negra.
—No quiero que vayas a Milán—expresé a lo bajo.
—Yo tampoco quiero ir. Quisiera poder quedarme aquí contigo para siempre.
—¿Para siempre?
—¿No te gusta la idea?
—Me encanta. Pero tienes trabajo que hacer.
—Sabes que puedes acompañarme. Estás invitada. Damián también.
—¿Dimitri Salvatore fue invitado? —lancé con diversión, recordando su "nuevo nombre".
—Lo fue. Es tu hermano adoptivo, después de todo. Eres una Salvatore.
Reí.
—No es por nada, pero me va bien el apellido. Damián escogió bien.
—Sí, lo hizo. Es bueno para eso.
—Entonces, ¿Milán? —miré sus ojos verdes.
—Si deseas ir, sí. De lo contrario puedo llevarlos a...
—Iré—lo interrumpí, negando el hecho de alejarme de él—. Solo porque no me da buena espina dejarte solo con Alessandra. Que ya sé que tú no tienes nada con ella, pero, aun así, no me da confianza... Es un peligro esa mujer.
De tan solo recordarla exhalando coquetería me llenaba de unos celos horribles. Yo no era celosa... bueno, quizá siempre lo fui, pero lo había externado. Svahn se colocó sobre mí, atacándome con muchos besos. La acción me dio risa.
—Te amo, Virza—dijo sonriente, pero a la vez con seriedad—. No quiero sonar posesivo, porque no me gusta serlo, pero, debo decir que finalmente eres mía. No hablo de tu cuerpo. Hablo de todo lo que eres. Tus sentimientos son míos y no podría ser capaz de burlarme de estos, no después de luchar por ti. Y no es una lucha en sí, pero no tengo palabras mejores para describir lo que he deseado para que te enamorarás de mí. Ahora que son míos, no podría tratarlos como si nada. Te respeto como persona, como mujer y como mi novia. No puedo controlar la forma de ser de Alessandra, pero puedes estar segura de que cualquier cosa que te incomode, se lo haré saber. No nos quedaremos mucho, lo prometo.
Como no amarlo.
—Ok, Izkell. Creo en ti.
Me besó de nuevo, poco a poco tornándose en algo más intenso y que no acabaría pronto.
—¿No hay un viaje que preparar? —pregunté agitada.
—Primero tú y luego viaje.
***
No bien entré a la habitación que dos grandes maletas saltaron frente a mí. Damián me miró como cuando Gaby nos cachaba llegando tarde—o muy temprano. Depende de cómo se vea—a su casa. Apenas iba a cuestionarle respecto a las maletas cuando habló:
—Ya fuiste y entregaste el tesorito, ¿verdad? Lo que me faltaba. Yo aquí en vela, esperándote y tu ni tus luces.
—No digas mamadas, papá.
—Es la segunda vez que me lo haces, señorita—puso cara típica de mamá encabronada.
—Lo siento, papi.
Su "enojo" se transformó de inmediato en emoción. Estaba loco.
—¡Nana recapacitó! ¡Bendito Dios! Dos noches seguidas pasándola con Svahn me genera tanta paz. Me siento aliviado de que le hayas dado el tesorito a él.
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Siempre Incorrecta© (#1) +21 ✓ ✓ ✓ COMPLETA [SAGA INCORRECTA]
Romance[Libro 1 de la Saga Incorrecta] Virza es una universitaria de 21 años a la que su familia desprecia por "mentirosa" y para sobrellevar el dolor que carga y sus episodios de ansiedad, gusta por beber y drogarse. Siempre ha creído que nadie la querrá...