33. CONDENADA

31 7 1
                                    

 Después de un baño rápido, salimos de la habitación. Siguiendo las indicaciones escritas del hotel, entramos a un elevador, bajando hasta la recepción. Lo primero que le pedí que fuéramos fue al bar. Necesitaba una cerveza para tener energía y fuerza para aguantar una tarde turisteando. Aunque a Damián no le agradó tanto el plan inicial, aceptó.

No iba a asaltar toda la licorería del bar, solo quería un aperitivo.

No bien entramos al bar bastante chic, que mi mirada dio con una pareja que conversaba de lo más tranquilo y divertido, ajeno a todo alrededor. Todo apuntaba a que era una plática bastante amena y algo... íntima.

Diversos malestares burbujearon violentamente dentro de mí.

Era imposible no reconocer a Svahn, riendo y deslumbrando a la chica que lo acompañaba. Se podía notar la química envolviéndolos, como si fuesen el complemento del otro. La mujer joven era atractiva. No podría mentir al respecto. Piel canela, cabello oscuro, largo y abundante. Debía ser una modelo. Mostraba una sonrisa perfecta con esos labios carnosos. Sus ojos eran expresivos, coquetos. Tenía una elegancia nata. Y la mirada que le echaba a Svahn... Su cuerpo echándose hacia adelante, acercándose al rumano lo que solo implicaba una cosa:

Atracción pura. Y Svahn no parecía indiferente.

"—Que se me hace que siempre haces esto. Conquistar a mujeres así, siendo un caballero y trayéndolas a hoteles con vistas espectaculares. Tener muchas chicas en tu lista no debe ser nada complicado para ti.

—No es algo que suelo hacer. He tenido relaciones anteriores, nada serio, hasta que apareciste tú. Eres la única a la que he tratado así. La única que deseo hacer todo para tenerte siempre a mi lado."

Calamidad.

"¿Ves? Te lo dije. Él solo te va a romper el corazón. Para él no significas nada."

Cruel.

Todos los hombres son iguales. Mienten y actúan según su conveniencia. Yo solo significaba una cosa para Svahn; la conexión con Isaías, pero fuera de eso, todo era una mentira.

Papá tenía razón.

¿Quién carajo me iba a amar si era un puto desastre? ¿Quién carajo iba a estar conmigo sabiendo sobre mis demonios? Solo era alguien fácil de manipular, eso ya había quedado más que claro.

Cuando has dado todo, ya no hay nada que quieran.

Oh my... ¿Quién será esa? —cuestionó curioso Damián.

Crack.

—No me importa.

Giré, acercándome a la barra para hacer mi pedido.

—Espera, nana. Deberíamos acercarnos. Dejarle bien en claro quién eres...

Me jaló del brazo, imposibilitando mi caminata.

—No soy nadie.

—Eres la novia...

—Svahn y yo terminamos—dictaminé con coraje, mi yo interior hirviendo de todo lo negativo—. No soy nada de él. Svahn puede hacer lo que quiera con quien se le pegue su rechingada madre.

—Nana...

—Chicos.

—Ah, Svahn—dijo Damián, soltándome. Miré a otro punto, indiferente ante lo que mis ojos acababan de presenciar—... Íbamos a salir. Dar una vuelta no muy lejos.

—¿Ah sí?

—Si. Te íbamos a avisar, pero vimos que estás con alguien y no quisimos interrumpir—mordí el interior de mis mejillas, el ardor y la incomodidad extendiéndose por mi pecho.

Siempre Incorrecta© (#1) +21 ✓ ✓ ✓ COMPLETA [SAGA INCORRECTA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora