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FÉLIX

Perdimos.

Jodidamente perdimos.

Aún estoy aturdido mientras camino por el túnel hacia los vestuarios. El humor a mi alrededor es sombrío. Agobiante. Aunque nadie esta jugando a la culpa.

No hay recriminación hacia nuestra defensa, quien inexplicablemente se cayó sobre las últimas jugadas.

No hay acusación en mi dirección, por no ser capaz de parar ese ultimo tiro en el partido final.

Pero, en el fondo... Me culpo a mi mismo.

Tendría que haberlo detenido. Tendría que haber salido antes, estirar mas el brazo. Debí haber lanzado mi cuerpo sobre ese maldito disco, no dejar que se acercara al área.

Estaba distraído. Había estado triste porque mi familia no haya venido para verme jugar. Ahora estoy agradecido de que no me vieron perder. Excepto por tv.

Mierda.

De vuelta en nuestra habitación de hotel encuentro a Han sentado en la cama, con el control de la tv en la mano. Pero esta apagada.
—Humm, ¿Jisung? ¿Estás bien?—

—Si. Solo...— deja de hablar.

Los siguientes días van a ser como éste. Puedo verlo ahora. Ansiábamos ser los que llevásemos este título a casa para Rainier. Eso podría haberle probado a nuestras familias y universidad que todos estos años de sacrificio valieron la pena.

Pero no probamos nada.

—Aún sigue siendo la mejorisima temporada en treinta años— murmura Han.
Me dejo caer la cama.
—¿Mejorisima es una palabra?—
—No si eres nosotros.— ambos reímos. Pero su risa acaba en un suspiro. —Ese fue mi ultimo partido. Mi ultimo partido. No fui reclutado por la NHL como tú. En tres meses estaré vistiendo un traje y sentado en un escritorio.—
Mierda. Eso es realmente duro.
—durante quince años he sido jugador de hockey. Desde hace media hora soy un asociado junior en la división de inversiones bancarias.—

Dios. Espero que las ventanas no se puedan abrir, porque estoy medio preocupado de que vaya a saltar por la ventana.

—Amigo, necesito alcohol y una chica.— Su risa es oscura. —Mis primos están viniendo a recogerme. Habrá bebidas y club de strippers.—

Me giro para mirar el techo de la habitación. —¿sabes?, hay muchas posibilidades de que nunca juegue un solo partido de la NHL. Si soy afortunado puede que me dejen jugar como arquero suplente—

Su teléfono suena —Nací preparado— le dice a quien llama —Estaré ahí abajo— luego me pregunta —¿vienes?—

Realmente necesito una copa, pero en este momento mi espalda esta contra la cama.
—No estoy preparado— digo —¿puedo enviarte un mensaje dentro de un rato para ver donde están?—
—Claro— responde y luego lo veo cerrar la puerta de golpe.

Durante unos minutos me revuelco en mi miseria. Mis padres me llamaron pero no atendí. Están impresionados, pero ahora mismo no quiero escuchar papá abras agradables y alentadoras. Necesito sentirme mal. Emborracharme. Tal vez tener sexo.

Hay un golpe fuerte en la puerta y arrastro mi triste existencia para abrir. Probablemente sea algún compañero de equipo preparado para acompañarme con la parte de emborracharme.

Habrá la puerta de un tirón y encuentro a Somi allí de pie, con el rostro manchado de pintura naranja y negra, una botella de tequila en la mano y limones en la otra.
—¡Sorpresa!—
—Somi— río —dijiste que no vendrías—
—Mentí—

~FÉLIX~ ChanglixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora