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CHANGBIN

Para el final de mi primera semana de entrenamiento, el entrenador desplaza las líneas y me pone en la segunda linea con Eriksson y Forsberg. Este último llevó a Chicago a ganar una Copa Stanley hace tres temporadas antes de ser trasladado a Toronto. El primero estaba ligado a la puntuación más alta de jugador ofensivo la temporada pasada. Y después era yo, Seo Changbin, húmedo detrás de las orejas de novato, patinando con dos malditas leyendas.

Es una señal prometedora, porque eso significa que me están considerando seriamente para la alineación de esta temporada, en lugar de mandarme abajo al equipo de granja para un mayor desarrollo.

Nuestro turno dura dos minutos y justo antes que el entrenador grite por un cambio de línea, meto de un golpe más allá del portero otro ex campeón de la Copa Stanley y acepto un vigoroso golpeteo de Eriksson en la espalda, quien está sonriendo detrás de su máscara.

—¡Mierda, chico, esto fue muy bueno!—

El elogio me calienta por dentro. Y estoy incluso más aturdido cuando observo al entrenador asintiendo en aprobación desde el banquillo.
—Tienes fuertes instintos— me dice cuando me lanzo encima del banquillo un momento más tarde. —Sin vacilar. Me gusta eso.—

¿Escuchar esto es bueno para mi ego? Maldita sea claro que lo es. Estas dos semanas pasadas, he aprendido que los elogios por parte de nuestro entrenador llegan tan a menudo como los eclipses solares. Pero a pesar de que él nos aprieta fuerte y es duro como una piedra cuando no estamos sobre el hielo y el hombre con certeza sabe del hockey.

Forsberg se desliza al lado mio cuando me dirijo por la rampa hacia abajo, despeinando mi cabello como si tuviera ocho años.
—Eres rápido Seo. Sigue enseñado esta velocidad en la práctica, ¿bien? Te mi linea.

Mi corazón hace un salto mortal. ¿Cómo es esta mi vida?

Pero mi buen estado de ánimo no se atora. Estoy programado para un encuentro con uno de los publicistas del equipo en treinta minutos y dependiendo de cómo va, la práctica puede que no sea la única cosa que se ha terminado hoy. Mi carrera podría terminar también.

Antes de incluso empezar.

No he cambiado de parecer, sin embargo, no importa cuántas veces Félix me ha instado para reconsiderar. No voy a dejarlo renunciar.

Este próximo año puede ser duro para nosotros, especialmente si mi publicista va a todo fuego y azufre detrás de mi para mantener la relación a escondidas. Pero sé que podemos atravesar esto.

Quiero a Félix. Siempre lo he amado. Y sé que él siente lo mismo, no puedo esperar para verlo de nuevo. Para estar con el otra vez.

Después de aceptar el trabajo de entrenador e informar a Detroit de su decisión, Lix se fue de vuelta a Lake Placid por cuatro semanas. Me contó este plan cuando estábamos acostados en mi habitación de hotel después de tener sexo. E incluso en este estático estado, pensé que era una horrible idea.

—No te vayas— le pedí. —Acabo de tenerte de regreso.—
Sonriendo me besó.
—Podemos aun entrar en el apartamento de todas formas. Y Nam necesita ayuda. Además, esto significa que puedes concentrar toda tu energía en impresionar a tu entrenador.—

Lo echaba de menos un montón, pero había hecho lo que me ha sugerido. Todo lo que hago es entrenar y hablar con él por teléfono en la noche. Mi alquiler en el apartamento empezó tres días atrás. Fui de compras por lo esencial, una cama tamaño enorme y una gigante tele de pantalla plana. Pero esto es todo lo que voy a comprar hasta que Félix vuelva la semana que viene para ayudarme a escoger todo lo demás.

~FÉLIX~ ChanglixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora