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FÉLIX

Antes no estaba exagerando. Soy adicto a Seo Chabgbin. Y ahora mismo, necesito desesperadamente un arreglo.

Hace un par de semanas, follar con un hombre me hubiese asustado. Ahora es increíblemente obvio que todo sobre este chico me encanta... su voz, su poderoso cuerpo, los tatuajes sobre su piel.

Mi boca está sobre la suya en un latido. Mi lengua en su garganta mientras me pongo a horcajadas sobre sus musculosos muslos.

Suspira contra mis labios.
—Estás muy caliente.—
Lo estoy completamente.

Me empujo contra la parte baja de su cuerpo, acariciando con las palmas su ancho pecho.

La pregunta ya no es si quiero esto con este hombre.
La pregunta es cómo voy si quiera a renunciar a esto. Aunque alejo ese pensamiento, porque estoy a punto de arder.

Pero puede que haya sido muy precipitado con mi elección del sitio para follar, porque el asiento delantero es demasiado pequeño para los dos. Ya me están empezando a doler las piernas y cuando me muevo para intentar ponerme más cómodo, toco el claxon con la espalda y una ráfaga de sonido golpea el aire.

Bin  deja salir una risa. Luego se ríe más fuerte cuando hago otro intento de recolocarme.

—¿Asiento trasero?—dice ahogadamente.

Una idea mucho mejor. Salta primero, golpeándome en el rostro con las nalgas mientras se arrastra a la parte de atrás.

Aterrizo sobre él con un golpe seco y ahora no paramos de reirnos. Ahí atrás es igual de apretado.

No podemos ponernos de lado, así que estoy sobre él y cuando me inclino para besarlo, golpeo con la frente la perilla de la puerta. Y cuando me agarro la cabeza por el golpe, me las arreglo para darle un codazo en el ojo.

—Mierda!— grita Changbin —¿Estás tratando de matarme?—

—No, pero...—

—Aborten!— sugiere entre risas.

Todo este deslizarse y maniobrar ha hecho que frote mi adolorido pene contra todo su cuerpo. Si no consigo correrme pronto, voy a volverme loco.

—Lo tenemos le aseguro. —
Luego me siento y golpeo la cabeza contra el techo del auto.

—Ajá-comenta solemne— Eso parece.—

—A los jugadores de hockey les gusta duro— argumento, estirándome hacia el asiento delantero por el pantalón corto de Bin.

En el bolsillo trasero encuentro su cartera. Un segundo después le paso el condón y le ordeno:
—Pontelo.—

—Si, entrenador.—
Aún parece como si estuviese tratando de no reírse, pero ahora sus ojos están brillando con lujuria.

Me bajo los boxers mientras se cubre a sí mismo, luego me inclino y lo tomo en mi boca. El sabor medicinal del látex me llena la boca, pero lo ignoro. Esta es la primera vez que el lubricante no entra en la ecuación, así que quiero asegurarme de que el condón está agradable y húmedo antes de que me atreva a montarlo.

Dios, y eso es algo que nunca me había imaginado que haría. Montar la polla de otro  hombre.

—Cariño. — su voz es suave y ronca. —Me está encantando esto, pero no tienes que hacerlo. Pásame la billetera.—

Me dejo caer sobre el asiento delantero una vez más y se la paso. Saca otro paquete y lo abre. Este está lleno de lubricante.

Un segundo después, una deliciosa mano resbaladiza sube hasta mi entrada, me acaricia y hace que me estremezca.
—Eso es práctico— jadeo

No responde. Está demasiado concentrado trabajando en abrirme con los dedos.

Cuando hacemos esto, siempre hay un primer momento extraño cuando me invade. Antes de que mi cuerpo entienda el chiste. Pero ahora que sé cómo funciona, ni siquiera me detiene.

Estoy impaciente por ello. Y es solo un par de minutos después cuando estoy alejando la mano de Bin y me vuelvo a poner a horcajadas sobre su regazo.

La forma en que lo trato no se parece en nada a cómo lo hago con una mujer.

Es tan fuerte y grande y no me preocupa hacerle daño. Sus anchos hombros son un sitio robusto donde poner mis manos.

Alzándome, espero por él. Se coloca debajo de mi y ambos suspiramos cuando me deslizo sobre su dura erección.

Durante un momento no me muevo. Estamos nariz con nariz, pestañeando en el ojo del otro. Bin saca la lengua para lamerme el labio inferior. Y me hundo en su boca, metiendo la lengua.

No hay mucho espacio para moverme, pero no importa. Lo monto con golpes cortos y rápidos. El ángulo es celestial, puedo empujarme sobre él simplemente cuando lo necesito.

El me sujeta fuertemente del trasero con las manos y con cada golpe, deja salir un sexy gruñido. Nuestros pechos se frotan mientras volvemos a besarnos. Mi polla está atrapada entre nuestros estómagos, mojándolos con pre-semen.

Mi climax me toma por sorpresa. Un segundo estoy luchando con Bin sobre qué lengua pertenece a qué boca. Y al siguiente estoy luchando contra la urgencia de explotar.

—Mierda, tengo que correrme.—
Changbin gime en mi boca y me impulso sobre él una vez más. Entonces es cuando lo siento, el orgasmo sobre todo el cuerpo.

Mis extremidades hormiguean caprichosamente mientras me hundo aún más, con el rostro descansando en su cuello.

El mundo se emborrona en los bordes, pero siento cómo me corro sobre él mientras se mueve debajo de mi.

Deja salir un gruñido y, a la vez, los músculos de su cuello se tensan. Luego deja caer la cabeza y tiembla mientras se corre.

Después de eso, todo lo que puedo escuchar en el auto son respiraciones agitadas y latidos silenciosos.

Estoy descansando sobre su pegajoso pecho, demasiado extasiado para moverme.
Mueve perezosamente las manos por mi espalda.
Podría acostumbrarme a esto. Realmente podría.

Después de un poco, me golpea en el culo.
—Levántate, bebé. No podemos quedarnos aquí para siempre. —

Odio la forma en que eso suena, pero es dificil discutir la verdad.

~FÉLIX~ ChanglixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora