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FÉLIX

El campamento casi termina. En serio, estas últimas cinco semanas han pasado volando. Y ahora solo queda una semana y no puedo hacerme a la idea.

Supongo que el tiempo vuela cuando estás jugando hockey cada día y echando un polvo cada noche.

A medida que el entrenamiento de la tarde termina, los chicos están de muy buen humor. Corrijo, los jugadores ofensivos están de muy buen humor. Mis porteros, por otra parte, están muy gruñones.

Era un juego de alta puntuación para ambas partes, y no había nada que parase los progresos de Seo hoy.

La ausencia de Jooyeon definitivamente se nota. De verdad tenía talento. Tiene, me corrijo, porque no es como si estuviera muerto. Su padre homofóbico decidió quitar a su hijo en uno de los centros de capacitación más prestigioso de todo el país era un buen movimiento. Ya sabes, porque la Elite se arrastra con los pervertidos. Idiota.

Patino hacia la red, donde mi portero de quince años se detiene, ceñudo mientras se quita el casco.

—Fui una mierda hoy— me informa Jungsu.
—Tuviste un mal día— Le digo con una sonrisa. —Pero no fuiste una mierda. Paraste más de los que dejaste entrar.—

—Deje entrar siete.—
—Tranquilo, lo hiciste bien.— No estoy mintiendo, Jungsu prestaba atención a cada consejo que le di hoy. Solo pasó que los consejos de Seo a sus delanteros fueron mejores.

Hago sonar mi silbato para hacerle señas al otro portero, quien se ve igualmente abatido mientras patina hacia nosotros.

—Jugué como...—
—Déjame adivinar, ¿una mierda?— Corto, sonriéndole a Gunil — Si, Jungsu y yo acabamos de pasar por eso. Pero ustedes jugaron bien hoy. No quiero que vuelvan a las habitaciones y estén de mal humor toda la noche. ¿Bien?—
—Bien—dicen al unisono, pero no suena muy convincente.

—Miralo de esta manera, dejaste pasar siete de... — Llamo al arbitro y patina hacia nosotros —¿Cuántos tiros hicieron los chicos de Seo?—

—Treinta y cinco— dice de vuelta sin parar.

—Siete de treinta y cinco— le digo a Jungsu. Hago unas cuentas rápidas —Ese es el veinte por ciento. Y Gunil, ocho te pasaron, pero paraste tantos como Jungsu. No es una estadística mala.— Me rio —El entrenador Seo y yo solíamos retarnos el uno al otro a penaltis todo el tiempo cuando entrenábamos aquí. Había dias en los que me disparaba cinco y todos entraban.—

Los oídos de Bin deben estar sonando, porque de repente aparece detrás de mi.

—¿Está todo bien aquí?—
—Sip. Estaba diciéndoles a los chicos como solías patearme el trasero en los penaltis.—

Cuando sus cejas se disparan, me doy cuenta de que está pensando en la última vez que nos enfrentamos. Increible. Ahora también estoy pensando en eso, y espero que los chicos no vean el sonrojo en mis mejillas.

—Sí, Lee no soportaba una contra mí— dice Changbin, recuperándose rápidamente —En realidad en ambos lados de la red. No importaba si estaba con el stick o si tenia el equipo de portero, él perdía cada vez.—

Entrecierro mis ojos.

—Mierd..., tonterías. ¿Estás olvidando quién ganó la última vez?—
Tengo que darle crédito, ni siquiera parpadea esta vez, incluso cuando sabemos cómo acabo.

Los chicos se rien.
—Revancha— deja escapar Gunil
Los ojos de Jungsu se iluminan.
—¡Mierda! ¡Si!—

Bin y yo intercambiamos una mirada.

~FÉLIX~ ChanglixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora